Especialista entrega claves para prevenir y tratar a tiempo el cáncer cervicouterino

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El cáncer cervicouterino consiste en la presencia de células anormales en los tejidos del cuello del útero, las que crecen lentamente y, en general, sin mostrar mayores síntomas. En ese contexto, se estima que en Chile entre el 20% y el 30% de las mujeres menores de 30 años porta el virus de papiloma humano, cuya infección es el principal factor de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad.

Importancia del Papanicolaou

“En este escenario, lo más relevante hoy es prevenir considerando dos pilares fundamentales. El primero es la vacuna contra el virus de papiloma humano (VPH), que se aplica a niñas y niños de 9 y 10 años, extendiendo dicha indicación a todo menor de 26 años no vacunado independientemente de si esté o no iniciado sexualmente. El segundo pilar tiene que ver con el diagnóstico precoz, mediante la toma del Papanicolaou y/o un examen llamado PCR VPH”, explica el doctor Nazzal.

Con esto, el especialista profundiza que el propósito es detectar posibles lesiones preinvasoras y con ello realizar tratamientos eficaces poco invasivos que preserven la capacidad reproductiva. “Esto es lo que se conoce como conización cervical. Pero, ante un cáncer ya establecido, los tratamientos son más radicales, lo que implica que en pos de la curación se debe sacrificar la preservación de la fertilidad, ya sea por medio de cirugía en los casos más iniciales (histerectomía radical) o radioquimioterapia en los localmente avanzados”, asegura.

La prevención se vuelve especialmente relevante en un escenario en el que esta enfermedad se ha transformado en la segunda causa de muerte en la población femenina entre 20 y 44 años; según datos entregados por el Minsal. Pero, de detectarse a tiempo, tiene pronóstico de cura de un 100%, de acuerdo con los estudios médicos.

“La OMS definió una estrategia llamada Erradicación del Cáncer Cervicouterino, basada en vacunar al 90% de los menores de 15 años, realizar tamizaje con PCR VPH en mujeres de 35 a 45 años en al menos 70% de ellas y tratar adecuadamente al menos al 90% de las diagnosticadas. Con ello, en un plazo de algunas décadas, este cáncer debería desaparecer”, asegura el ginecólogo de IntegraMédica.

Edad y exámenes

Independientemente de la edad de inicio de la actividad sexual, el doctor Omar Nazzal sostiene que se recomienda iniciar la toma del Papanicolaou a los 25 años y PCR VPH a los 30. “El primero consiste en la toma de células del cuello uterino para su observación en el microscopio. Cuando están normales se informa como negativo y cuando existen células anormales es informado como positivo en diferentes variedades y con distinto riesgo de enfermedad”.

El especialista agrega que la principal limitación es el número de falsos negativos, que se disminuyen con la toma adecuada en un laboratorio idóneo y repitiendo periódicamente el examen. Además, el segundo examen es la PCR de VPH, que es una técnica mucho más sensible y que determina la portación del virus, estableciendo un riesgo de enfermar. La gran ventaja que existe es que cuando es negativo es verdaderamente negativo y el riesgo de enfermar en los próximos 3 a 5 años, es nulo.

Cuando consultar

Considerando la importancia de la prevención, lo óptimo es consultar anualmente con el médico o matrona a cargo, así como resolver cualquier duda que pueda surgir del ámbito ginecológico. “Como síntomas de atención, fundamentalmente destacan los sangrados genitales anormales y muy especialmente los relacionados con la actividad sexual. En IntegraMédica contamos con un equipo de profesionales sensibilizados con la prevención, por lo que en el caso de diagnosticarse una lesión preinvasora o un cáncer los subespecialistas en Ginecología Oncológica están preparados para tratar adecuadamente esta patología, entregando los tratamientos de vanguardia con una atención cercana y contenedora, como se requiere en este tipo de casos”, explica Omar Nazzal.