El poroto, también conocido como frijol en varios países de habla hispana, es uno de los alimentos más esenciales para el consumo humano, siendo una fuente crucial de proteínas y minerales vegetales. Con aproximadamente 150 variedades de plantas de poroto en todo el mundo, que presentan una diversidad de colores, texturas, sabores y nutrientes, la crisis climática actual ha subrayado la necesidad de desarrollar nuevas variedades resistentes a la sequía. Esta es precisamente la meta de un equipo de investigadores liderado por el Dr. Patricio Arce del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad Autónoma, con la colaboración de la Universidad de la Frontera y la Universidad Católica de Temuco.
“El escenario que viene para Chile en los próximos años, y para muchos países de América Latina, es una disminución de las precipitaciones. El poroto es un alimento fundamental en la dieta de América Latina, y en algunos países como Chile, Brasil y México su cultivo se basa en aguas de lluvia. Si las precipitaciones disminuyen, la productividad del frijol disminuye, y con ello el alimento de la población también”, asegura Arce.
El equipo, encargado del Proyecto Anillo (ATE230007) “Sustentabilidad alimentaria en condiciones de estrés por sequía: Phaseolus como planta modelo”, se centrará principalmente en la edición génica. Han identificado algunos genes responsables de la apertura de las estomas y trabajarán para editarlos. Con esta edición, esperan que la planta reduzca la apertura de sus estomas, disminuyendo así la transpiración sin afectar la fotosíntesis, lo que permitiría que las plantas sean igualmente nutritivas y más eficientes en el uso del agua.
Granados, con riendas o como ensalada, el poroto es una parte integral de la cultura gastronómica chilena y un plato típico en cocinerías y almuerzos familiares. “Son plantas muy ricas en proteínas, un alimento fundamental para la alimentación humana. Creemos que, si conseguimos crear plantas editadas que toleren mayor crecimiento ante la escasez de agua, haremos un aporte considerable a la seguridad alimentaria para muchas personas, especialmente en América Latina”, afirma el Dr. Patricio Arce. Para ilustrar, 90 gramos de porotos cocidos aportan 8 gramos de proteína, casi el 15% del consumo diario recomendado para un adulto.
Los modelos teóricos predicen un incremento de temperatura de 2°C y una disminución de las lluvias, situación que afectará significativamente la productividad y calidad nutricional de los cultivos. Por ello, investigaciones como esta requieren un trabajo comprometido y dedicado, involucrando a representantes de la Universidad Autónoma, la UFRO y la Universidad Católica de Temuco.
“Uno de los principales desafíos es desarrollar trabajos multidisciplinarios, donde será clave el talento de agrónomos, biólogos, bioquímicos, biotecnólogos y expertos en informática para la parte técnica. Pero también se requieren otras capacidades, como especialistas en propiedad intelectual, comercialización, patentamiento y personas que puedan comunicarse con los distintos estamentos del mundo social y de la toma de decisiones”, concluye el Dr. Patricio Arce.
Esta investigación promete ser un avance crucial en la lucha por la seguridad alimentaria, enfrentando los desafíos del cambio climático con innovación y colaboración interdisciplinaria.