Las altas temperaturas pronosticadas para esta semana en algunas zonas del país, que incluso podría llegar a los 39°C, sumando al exceso de radiación UV, pueden afectar el crecimiento, calidad y rendimiento de los cultivos, generando cambios anatómicos, morfológicos y funcionales, tales como: pérdida de vigor, inhibición de crecimiento del tallo y raíz, aborto de flores y frutos jóvenes, decoloración, daños de fruto, e incluso un aumento de plagas en determinados cultivos, como la temida arañita roja.
Tomates y uvas
Solo por citar algunos ejemplos, en un cultivo de tomates, cuando la temperatura mínima nocturna sobrepasa los 20°C y las diurnas los 33-35°, afecta la viabilidad del polen y la fertilización, generando aborto floral y efectos negativos sobre el cuajo de frutos y vainas. En las viñas, una subida brusca de temperatura se manifiesta en quemaduras de hojas y partes tiernas de los brotes y cambio del color del fruto.
“Por lo mismo, es fundamental implementar una adecuada estrategia agronómica. Esta debe incluir la promoción de la salud de las plantas a través de la raíz, la nutrición mineral balanceada y algo fundamental, el mejoramiento del ambiente para la fotosíntesis. Las olas de calor producen quemaduras en hojas, brotes y destruyen la clorofila”, Max Amenábar, gerente de Proyectos de la empresa de riego Dripsa.
Recomendaciones para enfrentar el estrés hídrico
La prevención es siempre nuestro mejor aliado. Para ello, es muy relevante ir monitoreando día a día lo que sucede con el clima, de manera de poder ir anticipándonos a las situaciones adversas.
“Sin duda, uno de los temas más controversiales tiene que ver con el riego. Hoy lo prioritario es hacer un uso eficiente del agua mediante una estrategia integral. Se debe trabajar en la tecnificación del riego, como es la implementación del riego inteligente”, recomienda Max Amenábar.
Otro tema tiene que ver con el cuidado de las raíces y el suelo. Los esfuerzos no solo deben concentrarse en la parte aérea, sino en tener raíces de excelente calidad y gran actividad. “Esto se logra con la preparación física y química del suelo. Lo que conocemos como suelo vivo, la recomendación actual es usar sustancias orgánicas”, especifica el ejecutivo.
El uso de cubiertas también ayuda mucho para reducir la demanda hídrica y ser más eficientes con el riego. Si son usadas correctamente, pueden generar un ahorro de entre un 15% hasta 30% del agua de riego. “Pueden ser naturales o sintéticas. Deben instalarse de manera que permitan una adecuada ventilación”, recomienda Amenábar. .
Finalmente es muy importante, evitar el uso irracional de fertilizantes, dado que incrementan la salinidad del suelo y dificultan la absorción de agua, al mismo tiempo que son unos de los grandes causantes del calentamiento global y suciedad de las aguas subterráneas.