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Con el inicio del año escolar, muchas familias enfrentan el desafío de ayudar a sus hijos a retomar la rutina académica sin que esto genere estrés o ansiedad. Especialistas en salud mental infantil advierten que los cambios de horario, las altas expectativas y la presión social pueden afectar el bienestar emocional y el rendimiento de los estudiantes.
La importancia de la contención emocional
Ángela Cabezas, psicóloga integral de Grupo Cetep, explica que “es fundamental que los niños sientan seguridad y contención en este proceso. La anticipación, el diálogo y una rutina estructurada pueden marcar una gran diferencia en su bienestar emocional”. La especialista enfatiza la necesidad de establecer hábitos de sueño y alimentación saludables, así como de acompañar a los niños con paciencia y empatía durante esta transición.
Recomendaciones para un regreso a clases positivo
Para facilitar la adaptación y evitar episodios de estrés, los expertos recomiendan:
- Restablecer rutinas con anticipación: Ajustar los horarios de sueño y alimentación al menos una semana antes del inicio de clases para que el cuerpo y la mente se adapten progresivamente.
- Fomentar el diálogo: Crear un espacio seguro para que los niños expresen sus emociones y preocupaciones sobre el regreso a clases.
- Reducir el uso de pantallas antes de dormir: Limitar la exposición a dispositivos electrónicos para mejorar la calidad del sueño.
- Validar sus emociones: Preguntarles cómo se sienten y reconocer que es normal sentir nervios o inseguridad durante el proceso de adaptación.
- Promover momentos de recreación y relajación: Equilibrar las exigencias académicas con actividades lúdicas y de descanso.
- Establecer expectativas realistas: Recordar que cada niño tiene su propio ritmo de adaptación y aprendizaje.
Señales de alerta a tener en cuenta
Los especialistas recomiendan a los padres estar atentos a señales que podrían indicar niveles elevados de ansiedad, como cambios en el estado de ánimo, dificultad para dormir, irritabilidad o resistencia excesiva a asistir a clases. “No se trata solo de la vuelta a clases, sino de adaptarse a un entorno con múltiples estímulos y exigencias. Es importante acompañarlos con paciencia y empatía”, agrega Cabezas.
Un trabajo en equipo
Un regreso a clases positivo es posible con el apoyo de la familia, la escuela y el entorno cercano. Brindar seguridad, confianza y contención emocional será clave para que los niños y adolescentes enfrenten este nuevo ciclo con motivación y tranquilidad.