Durante una reciente estancia académica en Europa, he podido constatar que el modelo corporate también ha permeado a las universidades, las cuales, por diversas circunstancias contextuales, han tenido que adaptarse a los cambios para sobrevivir, especialmente, cuando el escenario educativo es muy variable. En este marco, más allá de los resultados económicos, las universidades en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) han comprendido que la imagen y la comunicación son esenciales para fortalecer su penetración en el mercado. Así, la comunicación corporativa parece ser un elemento de reputación corporativa, de reciente aterrizaje en la educación superior en Europa.
Cuando hablamos de reputación corporativa, nos referimos a las variables, tales como, resultados económico-financieros, valor del producto o servicio, cultura corporativa, calidad laboral, ética, responsabilidad social corporativa, innovación y dimensión internacional, propuestas por el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), que es uno de los monitores de referencia en el mundo, publicado anualmente por el periódico económico Cinco Días, desde el año 2000 y que clasifica a las compañías de mayor reputación entre los empresarios españoles.
Merco es un instrumento de evaluación reputacional, basado en una metodología multistakeholder compuesta por seis evaluaciones y veinticinco fuentes de información. Actualmente, Merco elabora ocho monitores (Merco Empresas, Merco Líderes, Merco Responsabilidad y Gobierno Corporativo, Merco Talento, Merco Talento Universitario, Merco Consumo, Merco Digital y MRS) y tiene presencia en doce países: España, Colombia, Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, Brasil, México, Perú, Costa Rica, Panamá y en proceso en Portugal.
Desconozco la realidad chilena, pero, si cruzamos la comunicación corporativa (si existiese), con el plan de comunicación institucional, tal vez, podríamos encontrarnos con algunas sorpresas. Por ejemplo, ¿existe un gabinete de comunicación?, ¿cómo está organizado?, ¿realmente se cautela la libertad de expresión?, ¿son todos los stakeholders tratados por igual, desde un enfoque inclusivo?
En este sentido, es crítico ofrecer espacios de libre expresión a los académicos y mostrar sus logros, que, a la larga, visten a las instituciones educativas. Se me ocurren algunas acciones, tales como, auditorías de publicaciones en revistas indexadas, participación de sus académicos en congresos internacionales (financiados por sus instituciones), etc. En las universidades europeas, he constatado que estas acciones son factores críticos de calidad. De allí que, al término de congresos, expositores exigen su certificación, como evidencia para sus respectivas instituciones. Lamentablemente, en Chile esta buena práctica parece no ser transversal. Entonces, ¿cómo se apalanca el corporate universitario en algunas universidades chilenas?
Dr. Fernando Vera, EdD
Consultor educacional & organizacional
fernandovera.cl