106 tutores del Hospital Regional de Rancagua reconocidos por su labor formadora

Uno a uno fueron llamados -para recibir un diploma de reconocimiento- al escenario del auditorio del Hospital Regional de Rancagua (HRR), los funcionarios que han venido desarrollando labores de tutoría para apoyar el conocimiento de internos y becados en el contexto clínico. La idea fue relevar a través de ese gesto, la loable misión que han abrazado de andamiar y supervisar a los estudiantes.

“El objetivo es visibilizar el trabajo que hacen los 106 tutores clínicos al interior de nuestra institución, labor que realizan de manera muy silenciosa, y que esta jornada reconocemos de forma pública, porque se trata de algo muy importante para el establecimiento, la formación de profesionales y técnicos que, tras recibir asesoría, orientación y práctica con nosotros, van a aportar a la salud del país”, sostuvo Elisabeth Moreno, jefa del Departamento de Formación, Extensión y RAD del HRR.

El director(s) del HRR, Carlos Bisbal, participe de la ceremonia y parte activa en la entrega de diplomas por su parte agregó, “es primera vez que se hace este tipo de reconocimiento en este hospital, en eso valoro la intención del equipo de Formación y RAD en llevarlo a cabo, porque había un déficit en torno a esto y era al mismo tiempo muy imperante realizar. No se enmarca solo en el reconocimiento laboral, sino en su trascendencia, en el espíritu humanizador que conlleva, porque no es una actividad remunerada sino altruista, que expone un sano afán de trasmitir conocimientos que son aportativos para el bienestar de la comunidad”.

Agradecido se mostró el enfermero de la UPC Adulto Leonardo Roldán, uno de los 106 tutores reconocidos durante la ceremonia, quien resaltó, “este reconocimiento fue sorpresivo y para mí, como tutor clínico, representa además un premio a la responsabilidad que mi labor implica, así mismo la confianza que han depositado en mí. Es un proceso que al final es bonito, porque estamos formando a un colega que puede atendernos a nosotros en un futuro, que, con nuestra formación, puede demostrar que un paciente está bien cuidado”.

Geraldine Zamorano, enfermera UPC adulto, también destacada, finalmente expresó, “nuestra labor tutorial estaba muy oculta, pero hoy dejó de serlo y eso es muy importante, porque el que se nos reconozca indica que lo estamos haciendo bien y eso retroalimenta, motiva y marca también un hito, porque antes no se hacía, remarca nuestro rol y nos hace seguir con más empatía, con un trato, asesoría y orientación más personalizados, conforme a las necesidades y requerimientos del estudiante y su centro formador”.


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