Índice del Contenido
El próximo sábado 6 de septiembre, gran parte de Chile deberá adelantar sus relojes para dar inicio al horario de verano. Aunque este ajuste parece sencillo, los especialistas advierten que puede traer consecuencias en el sueño y el estado de ánimo, especialmente en los niños, quienes son más sensibles a las modificaciones en sus rutinas.
Síntomas más comunes en los niños
De acuerdo con Cindy Villalón, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Uniacc, es fundamental estar atentos a los cambios de conducta. “Es importante resguardar la salud mental de nuestros niños y niñas. Un cambio en la rutina puede afectarlos y por eso se debe estar pendiente de su conducta y comportamiento. Si observo que está más irritable, que ha cambiado su estado de ánimo o que se nota que está más emocional, llorando un poco más, eso podría ser una característica y un síntoma”.
La especialista agregó que también se debe observar si existen alteraciones en el sueño, como dificultades para quedarse dormido, despertares en la madrugada o problemas para levantarse. Estos síntomas, advirtió, pueden repercutir en la concentración y el aprendizaje escolar.
Cuándo acudir a un especialista
Villalón recalcó que no es necesario alarmarse por episodios aislados. Sin embargo, precisó: “Si la sintomatología surge una vez, no es problemática. Pero si ésta permanece en el tiempo por una o dos semanas o más, se debe entonces acudir a un especialista, porque tanto como los adultos, los niños también presentan cuadros de estrés y debemos entonces prevenir estos síntomas”.
Recomendaciones para prevenir efectos del cambio de hora
Entre las medidas sugeridas para facilitar la adaptación, la docente destacó mantener hábitos saludables como ejercicio, hidratación adecuada y una nutrición balanceada. En el caso de niños neurodivergentes, especialmente dentro del espectro autista, el cambio debe realizarse de manera gradual, ajustando rutinas de sueño y alimentación en intervalos de 5 a 15 minutos para evitar crisis asociadas.
El impacto también en adultos
La especialista recordó que este ajuste no solo afecta a los niños. En los adultos, el cambio de horario puede generar alteraciones en el sueño, irritabilidad y mayor sensibilidad emocional. “Hay que estar pendiente de esta sintomatología, porque si surge, pero además permanece en el tiempo, eso podría generar un cuadro de estrés o un trastorno afectivo estacional, que tiene una base asociada a la depresión, y por eso es importante que sea detectado a tiempo”, concluyó Villalón.