La evidencia científica disponible afirma que uno de cada mil embarazos en Chile presenta en general Defectos del Tubo Neural y de éstos la mitad son espina bífida, la cual se produce entre el día 18 y 28 del embarazo. “Eso significa que, en un país que tiene 250 mil nacimientos promedio al año, habrá 250 niños que nacerán con algún defecto del tubo neural. De ellos, la mitad corresponde a espina bífida y el 70% se atiende en el sector público”, aseguró el Dr. Edgardo Corral, ginecólogo del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Regional de Rancagua (HRR).
Esta patología congénita es un defecto altamente discapacitante que afecta el cierre de la columna vertebral, comprometiendo la médula, raíces, meninges, músculos, huesos y la piel. El neurocirujano, Dr. José Miguel Müller, afirmó que estos pacientes padecen dos grandes enfermedades. “Uno es todo lo que ocurre donde está la espaldita abierta hacia abajo, me refiero a los nervios que van a la vejiga, al intestino, a los músculos, a las piernas, a los huesos, etc; y al haber una espalda que está abierta, filtra líquido encéfalo raquídeo y eso genera otra enfermedad grande que se llama Chiari 2”.
El principal centro de la región de O’Higgins registra 64 cirugías de espina bífida, constituyéndose “como un hospital, tanto público y privado, con la mayor experiencia que se pueda demostrar en Chile. Además, somos el cuarto hospital latinoamericano con mayor experiencia”, enfatizó el Dr. Corral.
Para intervenir quirúrgicamente, los especialistas exteriorizan el útero fuera de la cavidad abdominal y realizan una incisión en la pared uterina. “En ese momento nosotros introducimos un anillo retractor de poliuretano que fue un diseño de nuestro grupo, que ya está incorporado en varios otros países, y una vez que está introducido el anillo se localiza la lesión de la columna fetal, para que el neurocirujano repare por planos la lesión”, señaló el ginecólogo.
“Cerramos primero la médula espinal, la duramadre que es la cubierta de la médula, la capa más importante de la meninge; después de eso cerramos planos superficiales, músculo y después la piel. Con eso logramos un cierre anatómico de la lesión”, sostuvo el Dr. Franco Ravera, jefe del Servicio de Neurocirugía del HRR.
Respecto al rol de la anestesia en la operación, la Dra. Ana María Rodríguez, indicó que “administramos anestesia general a través de la madre, lo cual permite que esos medicamentos lleguen la bebé y los dos estén dormidos y no sientan absolutamente nada de dolor”.
Una vez reparado el defecto del tubo neural, el equipo gineco obstétrico sutura la incisión y regresa el útero a su lugar. La evidencia internacional sostiene que “si se opera prenatalmente, estos niños podrían llegar a caminar de forma autónoma en más de un 40%. Lo mismo con la posibilidad de instalar una válvula para evitar la hidrocefalia. Ésta se reduce a la mitad”, precisó el Dr. Corral, mientras que el neurocirujano, Dr. Ravera, añadió que “el cierre precoz en útero de esta lesión permite que los niños al nacer tengan mejor calidad de vida, tanto porque desarrollan menos hidrocefalia, porque permite un mejor desarrollo motor y eso le quita un peso de encima enorme a la evolución durante la vida de las niñas y niños”, cerró.