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Aunque es uno de los medicamentos más utilizados por los chilenos para tratar el dolor y la inflamación, el ibuprofeno comienza a ser observado con mayor cautela tanto por sus efectos en la salud como por su impacto ambiental. Este antiinflamatorio no esteroide (AINE), común en botiquines familiares, actúa inhibiendo la enzima ciclooxigenasa (COX), responsable de producir prostaglandinas, sustancias que provocan inflamación, dolor y fiebre.
Usos frecuentes del ibuprofeno
Su uso es recomendado para tratar dolores inflamatorios como artritis, tendinitis, dolores menstruales y musculares, además de migrañas o cuadros febriles que no responden al paracetamol. Sin embargo, el Dr. Andrés Glasinovic, médico familiar y académico de la Universidad de los Andes (UAndes), advierte que su uso frecuente o sin supervisión médica puede tener consecuencias graves.
“El ibuprofeno puede provocar úlceras gástricas, sangrado digestivo, daño renal y aumentar el riesgo de infarto agudo al miocardio, especialmente en pacientes con hipertensión no controlada o enfermedades cardiovasculares”, detalla el especialista. También puede generar retención de líquidos y empeorar la función renal en personas con insuficiencia cardíaca o renal. Por eso, Glasinovic recomienda no automedicarse por más de tres a cinco días consecutivos.
Contaminación farmacéutica: el otro riesgo del ibuprofeno
Más allá de sus efectos clínicos, el ibuprofeno también representa una amenaza para el ecosistema. Una investigación publicada en la revista Chemosphere, liderada por César Huiliñir, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la UAndes, reveló altas concentraciones de ibuprofeno y diclofenaco en aguas residuales del país.
“Estos compuestos no son letales de forma inmediata, pero se acumulan con el tiempo y afectan la salud ambiental”, explica Huiliñir. Aunque actualmente son tratados parcialmente en plantas de aguas servidas mediante procesos de nitrificación, los investigadores proponen incorporar zeolita para optimizar la eliminación de estos contaminantes. La zeolita es un aluminosilicato utilizado en la refinación de petróleo, pero también eficaz para remover nitrógeno y residuos farmacéuticos.
Efectos sobre flora y fauna acuática
La presencia constante de estos medicamentos en cuerpos de agua ha sido asociada a alteraciones en el desarrollo de especies vegetales y animales. Según Huiliñir, el diclofenaco ralentiza procesos biológicos en organismos acuáticos y el ibuprofeno podría inducir comportamientos erráticos en peces debido a sus propiedades hipertensivas.
La investigación pone en evidencia la necesidad urgente de políticas públicas para gestionar correctamente los residuos farmacéuticos y fortalecer la colaboración entre el mundo científico, el Estado y el sector privado para mitigar los impactos de estos contaminantes emergentes.