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El Hospital Ricardo Valenzuela Sáez de Rengo devolvió la esperanza a Irma Gómez, una paciente que esperó cinco años para ser operada de una hernia gigante que afectaba significativamente su vida diaria. Gracias al trabajo del equipo multidisciplinario del servicio de pabellón, cirugía y esterilización, la mujer no solo superó su condición física, sino que recuperó su autoestima y reintegró con normalidad a sus actividades sociales.
Un procedimiento que cambió una vida
La Dra. Danicela Cari, cirujana general PAO del hospital, explicó el alcance de la intervención: "A la señora Irma se le realizó una herniorrafia, un procedimiento que permite aproximar los tejidos debido a la presencia de una hernia gigante. Para ello, se utilizó una malla que reforzó la zona y, posteriormente, se corrigió el exceso de piel". La profesional destacó cómo esta condición afectaba múltiples aspectos de la vida de la paciente, desde lo físico hasta lo social.
El impacto emocional de la espera
Nadia Ramírez, enfermera encargada de la Unidad Prequirúrgica, relató el proceso emocional: "La señora Irma llevaba muchos años en lista de espera y tenía una hernia bastante grande, lo cual afectaba totalmente su calidad de vida". Destacó el momento emotivo cuando la paciente supo que finalmente resolverían su caso después de tanto tiempo de espera.
Resultados que superaron expectativas
La directora del hospital, Margarita Yercic Bravo, expresó su satisfacción: "Estamos muy contentos por la Sra. Irma, porque mejoró significativamente su calidad de vida, gracias al compromiso del equipo multidisciplinario". Subrayó que este caso ejemplifica el verdadero impacto de la salud pública cuando se trabaja con vocación y calidad.
La propia Irma Gómez compartió su transformación: "Me siento hasta más liviana, el ánimo ha cambiado harto... mejoró mi autoestima, un giro de 180 grados, un cambio radical". Su testimonio refleja cómo una intervención médica oportuna puede restaurar no solo la salud física, sino también la emocional y social.