Dentro de las principales acciones que desarrollan los profesionales de la salud está especializarse constantemente, para poder aumentar conocimientos y a la vez, mejorar la calidad en la atención dirigida hacia los pacientes. Lisbeth Gaete Córdova enfermera especialista en cuidados intensivos de UTI adulto del Hospital San Fernando, realizó un importante estudio sobre la humanización del cuidado de los pacientes en riesgo vital, con el apoyo fundamental de su jefatura y del equipo multidisciplinario de dicha unidad, el cual logró ser expuesto en las Jornadas de Redesam realizadas en la Universidad de O’Higgins.
Humanización del cuidado
La profesional señala la definición y sus inicios de la humanización del cuidado; “humanización hace referencia a un concepto de carácter ideológico y moral, que en el caso de la salud y particularmente de los procesos involucrados en la atención en salud, se refiere a un imperativo ético fundamentado en que la atención debe realizarse siguiendo una serie de criterios, parámetros y postulados referidos a un trato y cuidado “humano”; es decir basado en la calidad, integralidad e integridad del servicio; la calidez y sensibilidad en la atención; la afirmación de la dignidad y el respeto a la intimidad, autonomía e individualidad, así como el respeto de los derechos del otro como usuario o paciente en la relación entre el personal de salud y el contexto con el cual interactúa”.
8 líneas de estrategias
Este concepto nace en España bajo la sigla HUCI con H por “humanización”, basado en 8 líneas de estrategias, como por ejemplo UCI de Puertas Abiertas y Participación de Familiares. “Tradicionalmente las UCI han sido lugares en cuyas puertas existe un letrero que señala “prohibido el paso” o alguna frase que limita el ingreso a quienes no trabajan ahí; conjugado a las políticas restrictivas de visitas que aún existen a nivel internacional y que se mantienen principalmente debido a las creencias de los profesionales, quienes refieren que la extensión horaria afecta a los pacientes y familiares al impedir el descanso, intervenir y retrasar cuidados de enfermería y aumentar el stress e infecciones entre otros. No obstante, la evidencia ha demostrado mayores beneficios que riesgos vinculados a la flexibilización de los horarios y participación de familiares, como por ejemplo, tener a un paciente más confortable, aumentar la satisfacción familiar, proveer información al equipo y mejorar la comunicación. Se trata de una invitación al equipo para incluir a los familiares en la atención e incluso en los cuidados, haciéndolos parte en rutinas de aseo e higiene, rondas interprofesionales, prevención no farmacológica del delirium y por sobre todo facilitando el acompañamiento”, enfatizó Lisbeth Gaete.
Cabe mencionar que otros profesionales de Hospital de San Fernando se sumaron en la generación de estudios como el enfermero de UTI, Michael Orellana, quien recientemente realizó una exposición en las jornadas de investigación realizadas en el Hospital Regional de Rancagua, sobre la Percepción de la Gestión del Cuidado Humanizado posterior a pandemia brindado por enfermeras o enfermeros, dado que uno de los primeros cambios de la cultura organizacional en salud y uno de los principales pilares fundamentales es la preparación de los profesionales en salud para la concientización y sensibilización con respecto a la atención de los usuarios, que debe realizarse en el contexto de la ética y los valores, de este modo se pretende atender al paciente y suplir sus necesidades a nivel físico, emocional, intelectual y social”.
Finalmente, tanto Lisbeth como Michael, manifestaron que “los estudios realizados son satisfactorios porque pretenden dar el pie de inicio para mejorar la atención y aportar en una UCI con H de humanización para nuestro establecimiento y sentar las bases de un trabajo posterior con nuestro equipo, dado que para iniciar era fundamental hacer un diagnóstico de la situación en la UCI, no para juzgar, sino para inteligentemente definir las áreas en las cuales se iniciará el cambio”.