La consultora internacional Bain & Company ha presentado su séptima edición del informe “Consumer Pulse”, basado en entrevistas a más de 1.300 chilenos. Los resultados revelan que Chile lidera en Latinoamérica en cuanto a la prudencia con la que los consumidores están manejando sus gastos. De hecho, el 89% de los encuestados afirmó que está reduciendo o planea reducir sus gastos a corto plazo.
Las principales preocupaciones de los chilenos se centran en el costo de vida, el bienestar económico propio y familiar, y la estabilidad del país. Estas variables han generado un estado de ánimo negativo en la población, caracterizado por ansiedad, cansancio, estrés y tristeza.
El informe también destaca los factores que más influyen en la salud mental de los chilenos:
- Preocupación económica: Un 61% de los encuestados señaló que esta es una fuente importante de estrés.
- Inestabilidad política: El 31% de los chilenos considera que la situación política del país afecta su bienestar mental.
- Salud física: Un 49% de los encuestados reconoce la relevancia de cuidar su salud física para mantener un equilibrio emocional.
En comparación con la investigación anterior realizada por Bain en 2022, los dos primeros factores no han experimentado cambios significativos, pero el tercero ha aumentado en 9 puntos porcentuales.
En cuanto a hábitos saludables, los consumidores chilenos muestran una gran intención de adoptar mejores prácticas:
- Alimentación saludable: El 60% de los encuestados está priorizando una dieta equilibrada.
- Ejercicio físico: El 37% de los chilenos está dedicando tiempo a hacer ejercicio regularmente.
- Abandono de hábitos nocivos: Un 27% ha dejado de fumar, y un 38% ha reducido su consumo de alcohol.
Alejandro Pérez, socio de la firma, comentó: “Observamos una tendencia hacia alimentos naturales, proteínas, pescados y productos orgánicos. Además, la conciencia sobre la procedencia local y la reducción de azúcares, grasas y gluten están ganando relevancia”.
Por otro lado, aunque la sostenibilidad es un factor importante para la sociedad, la disposición de la población chilena a pagar por productos sostenibles sigue siendo limitada.