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La crisis generada a partir de la contaminación por plásticos es un tema que está hace tiempo al centro del debate y son muchas las medidas, tanto en Chile como en el mundo, que apuntan a combatirla. Sin embargo, y aun cuando hay más conciencia entre los consumidores, la generación de residuos de este tipo que terminan en vertederos o contaminando los océanos sigue al alza. De acuerdo a la última edición del Plastic Waste Makers Index 2023, elaborado por Minderoo Foundation, sólo en 2021 se generaron 139 millones de toneladas métricas de desechos de este tipo, equivalentes a casi 1 kg por persona en el planeta, lo que representa un aumento de 6 millones de toneladas métricas respecto a 2019 cuando se midió por primera vez.
Se usan pocos minutos y luego se desechan
Así, el informe asegura que los envases de este material y artículos desechables, como bolsas, bombillas y cubiertos que se usan pocos minutos y luego se desechan, representan el mayor porcentaje de productos plásticos, abarcando alrededor de un tercio de todo lo consumido a nivel mundial. El gran problema de esta cultura de lo desechable son sus consecuencias negativas para la biodiversidad y la salud de las personas. “Entre 4 y 13 millones de toneladas podrían llegar al mar como micro plásticos y al menos 220 especies marinas están ingiriendo estos desecho. Incluso están llegando directamente a las personas a través de los alimentos que incluimos en nuestra dieta” asegura Katherine Delgado, decano de la Facultad de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).
Educar, a grandes y chicos
Otro de los hallazgos relevantes del estudio es que el reciclaje de plásticos y su reutilización bajo conceptos de economía circular sigue siendo muy acotado. De hecho, entre 2019 y 2021 el crecimiento de los plásticos de un solo uso, fabricados a partir de combustibles fósiles, fue 15 veces superior al de los reciclados. Para Gabriel Fonzo, director ejecutivo de Integrity, empresa nacional que recicla desechos plásticos de botellas de bebida, agua y jugos, o cualquier envase elaborado a partir de plástico PET, y los transforma en materia prima para nuevos envases que también se incorporan en el círculo del reciclaje, el diagnóstico y las tareas pendientes son claras: “Existen grandes desafíos. El primero es educar, a grandes y chicos, pues aún no hay claridad de cómo hacerlo ni total confianza en que los elementos que separo y envío a un punto de acopio son finalmente reciclados. La segunda es fomentar una industria rentable en torno a la revalorización, que actúe como incentivo para que las empresas realmente inviertan en un cambio en pro del medio ambiente”. A lo anterior añade que más además de restringir el uso de esta clase de productos, lo que debería hacerse es limitar por “tipos de plástico”, de este modo se facilitaría su recolección, separación, reciclaje y revalorización.
Un nuevo perfil de consumidor
Lo cierto es que en este contexto ha tomado fuerza un nuevo perfil de consumidor más consciente en sus decisiones de compra, pero que a la vez busca alternativas que no conviertan el día a día en algo más complicado o costo en términos económicos. “Nosotros creamos productos que parecen plásticos, pero no lo son. Sin darte cuentas estás usando bolsas de basura, herméticas y bombillas, entre otros, que son totalmente compostables. Es decir, se biodegradan en 180 días en lugar de 500 años. Las personas lo buscan y lo valoran, al igual que la industria de la gastronomía y hotelería que en su operación tiene una huella ambiental bastante alta”, asegura Rodrigo Sandoval, CEO de I Am Not Plastic, emprendimiento chileno que comenzó con productos dirigidos al hogar y que lanzó recientemente una línea dirigida a empresas que incluye desde stretch film, ampliamente usado para embalaje, hasta mangas pasteleras y bolsas de vacío, que son clave en la industria alimentaria.
Perspectivas futuras
En cuanto a las perspectivas futuras, para la académica de la UBO “nos falta sensibilizar y concientizar, ya que como país tenemos la cifra récord de generación de basura plástica por habitante en el continente, con 51 kilos por persona al año. Por tanto, la educación ambiental, el aumento del porcentaje de plástico reciclado y el incentivo a la producción y uso de bioplásticos, además del ecodiseño de los embalajes deben ser prioridad”.