Por: Alec Vargas Herrera
- “Los habitantes del país Zyón una vez más enfrentan la escasez del siglo, está acabándose la poca reserva de luz y calor que se tenía en el país. Aquellos que lograron viajar hasta allá para cubrir esta nota reportan que estos están fuera de los locales comerciales en masa luchando por comprar el último arsenal de luces y calefactores que, vuelvo mencionar, aumentó un 35% su valor el último mes”.
Eso es lo que la mayoría de los zyonecianos escuchaban en ese momento en sus casas, el reporte diario programado por el gobernador de Ophion, planeta ubicado a 25.000 años luz del centro de la galaxia, específicamente al borde de esta. Desde que somos el último planeta en esta galaxia clasista llamada Itzala 27, no nos llegan muchos recursos y, los que llegan, se los adueñan los privilegiados, así es en cualquier país de este planeta, no solo en Zyón.
Eran las 4:50 uh; estaba desayunando en el salón de mi casa, por las ventanas podía observarse el hermoso amanecer, aquel halo deslumbrante que se asomaba por el horizonte de la región de Utum. Salí a mi trabajo dejando mi hogar en manos del androide que poseía. En el camino al centro de teletransportación, pude observar el escenario que describió el holograma del señor Salem en el noticiero. Muchísima gente estaba en la vitrina del comercio principal del lugar; otros intentaban romper la estructura para poder robar algunas luces o algo para mantenerse vivos del frío que nos proporciona el vivir orbitando un agujero negro.
No me posicionaría en el 5% de la población privilegiada, pero con esfuerzo he logrado tener lo suficiente para seguir con vida aquí, he podido adquirir vestuario que genera su propia energía para mantenerme con calor y demás cosas que son necesarias para la vida en este lugar del universo, de no ser por la tecnología con la que contamos quedaríamos a merced de los 1.4×10⁻¹⁴ K.
La brecha social en Ophion está muy marcada, quienes viven en las regiones iniciando con las tres primeras letras del abecedario, son quienes más dinero poseen, el resto que vive en las regiones que comienzan con las restantes letras son aquellos que deben ir alternando el uso del calor y de la luz, provocando que muchas de estas personas sufran de alguna enfermedad debido a las bajas temperaturas que llegan a haber. Sin nombrar a aquella gente que vive en las calles, la RH es bastante alta, sin importar qué tan lejos estemos de ser el primer planeta. Debido a esto último, no es extraño que alguno de los hijos de estas personas nazca distinto al resto, con una parte de la cara más voluptuosa o con brazos más largos.
Al llegar a mi trabajo observo al personal, todos con una vida media acomodada y otros con la vida ya hecha. En la planta me encargo de estudiar las mutaciones registradas en el último tiempo, es increíble lo mucho que esto ha aumentado. De un 10% que teníamos del mes pasado, ahora son alrededor de un 7% más quienes no logran acceder a la salud que requieren. Es por eso, que cada cierto tiempo, como jefe del sector asignado, convoco a todas esas personas a un control gratuito para sanar ciertas enfermedades que sean más peligrosas para su salud, para el resto de problemas les regalo la dosis necesaria de medicamentos para que sanen, esperando a que el número de personas enfermas disminuya.
- “Se anuncia que la escasez ha alcanzado su punto máximo, se han agotado las 100 reservas que se tenía. Los productores de Xyro han declarado que no hay materia prima suficiente para abastecer a tantos planetas y han dicho que Ophion queda en lista de espera para dos meses más”.
Los altavoces del laboratorio resuenan entre las cuatro paredes que nos encierran, todo el mundo se queda en silencio, en shock. Desde hace más de 100 años que esto no se veía, la gente no está preparada para afrontar todo lo que se viene, ni siquiera yo lo estoy.
En la planta nadie se mueve, no reaccionan; los únicos que siguen como si nada son los privilegiados. Escucho a algunos decir que se irán de este planeta a alguno más desarrollado en el cual no se sufra de escasez. He considerado eso hace bastante, pero no puedo dejar mi puesto.
14 de Dynoxtron de 4066
Pasó un mes desde que viví lo contado; dejé Ophion por Xyro, el mejor planeta de aquí. Antes de irme me aseguré de entregar mi vivienda a quienes más lo necesitaban, a estos también les di la oportunidad de sanar sus enfermedades y probables mutaciones que sufrirían, les aseguré mínimo unos 100 años de vida. Una hora antes de marcharme de aquel lamentable lugar, observé el paisaje, ese que solía ser hermoso aunque fuese artificial en su mayoría; estaba destruido completamente, habían ocupado pistolas de láser para incendiar locales comerciales, derribaron las productoras de luz, las pocas con las que contábamos. Dolía ver a Zyón destruido, esto no tenía por qué ser así.
Como ya mencioné, ya ha pasado un mes desde que mudé mis servicios del laboratorio de mutaciones hasta Xyro. Hoy decidí volver a mi planeta y país natal, ver qué tal está todo por allá, ya que los noticieros no han informado mucho. En la estación de teletransportación escucho algo que llama mi atención, algo que me desmorona. En esta civilización era poco común que alguien estuviese triste o que alguien llorase, solo había frustración o felicidad altanera, pero esta noticia logró sacar algo desconocido de mí como lo eran las lágrimas y el sentimiento de tristeza.
“Noticia de último minuto, se confirma que la población residente en Ophion ha muerto en su totalidad, la mayoría provocado por el frío y otro procentaje debido a la RH. En breve se trabajará para intentar recuperar este planeta. Si no se logra pasará a ser el primer planeta fantasma que tendremos en Itzala 27. Se les recuerda que se cuiden de la radiación y que asistan a sus controles diarios de alteraciones genéticas”.
Algunos podrían creer que por estar en el año 4066 todo sería agradable o, al menos, no habría esta diferencia social, pero eso no cambiará. He estudiado el comportamiento humano antes de ser científico y desde hace 2.000 años o más ha sido igual. El egoísmo y el hecho de privatizar los recursos llevó a que la Vía Láctea, en específico el planeta Tierra, donde solía haber gente antes de esto, se convirtiese en una galaxia inhabitada, sin rastro alguno de algún ser vivo.
Hoy en día luchamos contra el tiempo, ya no sabemos si viviremos lo que nos han dado de esperanza de vida.
Imágenes creadas con IA exclusivo para este relato.