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El reconocido escritor chileno Antonio Skármeta, autor de obras emblemáticas como El cartero de Neruda, falleció a los 84 años. Su legado abarca novelas, obras de teatro y guiones cinematográficos, consolidándose como una figura clave de la literatura chilena e internacional.
Trayectoria literaria y exilio
Nacido en 1940, Skármeta desarrolló una prolífica carrera literaria desde los años sesenta. Entre sus primeras obras destacan Desnudo en el tejado (1969) y Tiro libre (1973). Sin embargo, su libro más célebre es El cartero de Neruda (1985), novela que se convirtió en un referente de la literatura chilena y fue adaptada al cine con gran éxito.
Tras el golpe de Estado de 1973, Skármeta se exilió, residiendo en Argentina, Bolivia y Alemania, donde mantuvo una activa labor cultural. En 2000, regresó a Alemania como embajador, nombrado por el presidente Ricardo Lagos, cargo que ocupó hasta 2003.
Zenaida Suárez, académica del Instituto de Literatura de la Universidad de los Andes, destacó la importancia de la simbología en la obra de Skármeta, especialmente en temas relacionados con las clases sociales. “Sus obras, aunque aparentemente sencillas, están cargadas de símbolos que reflejan sus creencias sobre lo social”, comentó. Para Suárez, El cartero de Neruda es un claro ejemplo de la preocupación del autor por acercar la cultura a las clases populares.
Impulso a la gestión cultural
Además de su trabajo literario, Skármeta se destacó en la promoción de la cultura, tanto en Chile como en el extranjero. Tras su regreso del exilio, impulsó programas culturales como El show de los libros, acercando la literatura al público general. Durante su exilio en Alemania, colaboró con otros chilenos en la creación de espacios de difusión cultural, incluyendo la revista Araucaria.
Pertenencia a una generación influyente
Skármeta fue parte de la generación de escritores chilenos de los años cincuenta, junto a figuras como Poli Délano y Gonzalo Millán. A través de sus escritos y proyectos, contribuyó a dar visibilidad a sus contemporáneos, fortaleciendo la literatura chilena en tiempos difíciles.
Su fallecimiento marca el cierre de una trayectoria que dejó una huella profunda en la literatura y la gestión cultural, tanto en Chile como en el extranjero.