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El uso de la inteligencia artificial se ha vuelto parte del día a día, presente en celulares, aplicaciones, servicios públicos y herramientas que facilitan procesos como buscar información, traducir textos o apoyar tareas escolares y laborales. Sin embargo, especialistas advierten sobre los riesgos que podría generar en el desarrollo infantil un acceso demasiado temprano a estas tecnologías.
La expansión de la IA en la vida cotidiana
La incorporación de la IA ha permitido automatizar procesos y mejorar la eficiencia en múltiples áreas. Su presencia se ha vuelto tan habitual que niños y jóvenes pueden interactuar con estas herramientas incluso sin que los adultos lo noten, lo que abre un debate sobre los límites y edades adecuadas para su uso.
Riesgos en etapas tempranas de desarrollo
Soledad Garcés, directora del Diplomado en Bienestar Socioemocional y Convivencia Escolar de la Universidad de los Andes, advierte que si bien la IA ofrece múltiples beneficios, no todas sus aplicaciones son adecuadas durante la niñez. Según la académica, “la herramienta es una maravilla, no lo vamos a dudar, pero tenemos que pensar que nuestros niños están en una etapa de desarrollo. Por lo tanto, no todas las herramientas van a ser una maravilla para ellos”.
La construcción de la inteligencia natural
La especialista plantea que los padres deben retrasar el acceso a la IA para permitir que los menores “desarrollen su propio cerebro, que es la única herramienta que ellos van a tener para toda la vida. Y una vez que esté bien desarrollado, que vengan todas las demás”. A su juicio, no se trata de afirmar que la inteligencia artificial sea negativa, sino de comprender que “cada vez que usa la IA, deja de usar su inteligencia natural, que en esta etapa del desarrollo se está formando”.
Edad recomendada y uso progresivo
Garcés propone que el uso de inteligencia artificial no se introduzca antes de los 16 años, o que al menos se haga de forma muy gradual. Explica que esto se debe a que “hay estructuras de pensamiento que se tienen que desarrollar”. Añade que incluso cuando se emplea la IA para tareas puntuales, puede interferir en la formación de habilidades cognitivas fundamentales: “aunque se diga que es solamente para hacer una actividad o una tarea, bueno, el desarrollo se monta sobre miles de pequeñas tareas a lo largo de la vida”.
Una etapa que requiere el esfuerzo propio
La académica insiste en que el desafío no está en la herramienta, sino en la etapa vital de los menores: “necesitan en esa etapa ocupar inteligencia la personal”, sostiene, subrayando la importancia de reforzar el aprendizaje autónomo antes de recurrir a apoyos tecnológicos avanzados.
