El efecto “Matilda” fue acuñado en el siglo pasado para describir la invisibilidad de la que han sido objeto las mujeres en el área de las ciencias y tecnologías, que, aun cuando han sido minoría desde antaño, han protagonizado creaciones científicas, pero sin ser justamente reconocidas. Detrás de aquello, existen prejuicios y subvaloración. Si en el pasado, logros desarrollados por científicas -pero atribuidos a científicos-, fueron una realidad, hoy, en el contexto de transformación social que vive Chile y el mundo, de la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el 11 de febrero, y la próxima conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, el 8 de marzo, debemos actuar de manera efectiva para cambiar esta realidad.
Por un lado, se debe lograr la visibilización de las científicas del pasado (por ejemplo, se menciona a Marie Curie como un caso ilustrativo), así como aumentar el reconocimiento de las actuales científicas y sus aportes a la academia y a la sociedad, pues con ello incentivaremos el ingreso de más niñas y jóvenes a carreras profesionales STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), equilibrar a futuro la tasa de participación por sexo en estas áreas, y con ello contribuir a la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres en la sociedad en su conjunto.
¿Cómo enfrentar las barreras que se cruzan en las carreras académicas y científicas de las mujeres? Los desafíos están en distintos planos. A nivel privado, a través de la promoción de la corresponsabilidad en el cuidado, de manera de que la maternidad no limite el desarrollo profesional, cuestión que ocurre cuando padres y madres participan en igualdad de condiciones en la crianza. A nivel público, generando mecanismos de evaluación imparciales y sin sesgos de género de las contribuciones científicas de hombres y mujeres, como proyectos, inventos, patentes, desarrollos, etc.
Pamela Caro
Directora del Centro CIELO
Universidad Santo Tomás