Cada vez existe una mayor preocupación entre los chilenos por su alimentación, ya sea para poder desarrollar una mejor calidad de vida y su salud. Según el estudio “Chile Come Sano” de GFK, un 65% de los encuestados señaló que intenta llevar una vida saludable; el 50% prefiere alimentos más naturales, sin químicos, bajos en sodio y azúcar; el 46% está preocupado de comer frutas y verduras, mientras un 30% intenta comer más en casa y menos afuera.
A pesar de existir una mayor conciencia en la población chilena, el Ministerio de Salud ha señalado que la realidad es distinta y pone a Chile entre los países con los mayores índices de obesidad dentro de la OCDE, donde el 10% de niños menores a seis años padece obesidad, lo cual se eleva al llegar a primero básico, llegando a un 25%.
Varios nutricionistas han calificado este fenómeno como Analfabetismo Nutricional. A pesar de existir una mayor intención de buscar dietas o alimentos más nutritivos no se condice con la problemática realidad que existe actualmente en el país.
Elizabeth Luna, Nutricionista del Programa Equilíbrate de Sodexo, señala que debido a las redes sociales, medios de comunicación e incluso por la misma industria, “existe una importancia sobre ponderada al consumo de calorías como parámetro para bajar de peso”.
“Muchas personas solo toman en cuenta la cantidad de calorías que consumen para lograr sus objetivos, sin considerar que la calidad de los alimentos, su composición nutricional y la variedad de su contenido son parte significativa para tener una alimentación saludable”, dice la profesional.
Para poder combatir ese analfabetismo nutricional, Luna comenta que se requieren ciertos tipos de medidas para fomentar una alimentación sana. Entre ellas, está la necesidad de promover la educación alimentaria desde temprana edad y fomentarla en diversas etapas y espacios, sea en el colegio, en el trabajo o en las mismas comunidades.
“Se destaca la necesidad de un etiquetado nutricional que sea educativo, claro y comprensible para que el mensaje que se busca entregar pueda ser entendido e interiorizado. Además, una correcta capacitación a los profesionales de la salud para que puedan proporcionar una correcta orientación alimentaria a la población”, complementa Luna.
La experiencia internacional ha demostrado que, a través del trabajo colaborativo entre las marcas, los gobiernos, ONGs, instituciones educativas, profesionales de la salud e incluso las redes sociales, puede ser una forma efectiva para abordar el analfabetismo nutricional de manera integral.