Chile es hoy uno de los países con mayor prevalencia del Autismo

Las cifras reveladas en el primer estudio que aborda la prevalencia chilena del Espectro Autista, preocupan. Actualmente, uno de cada 51 niños es diagnosticado con este trastorno, con una distribución por sexo de cuatro niños por una niña, dejando en evidencia el importante universo persona con trastornos del espectro autista (TEA) existente en el país, más aun considerando que a la fecha no existe catastro nacional de la población autista.

Según los resultados de “Estimación de la prevalencia de trastorno del Espectro Autista en población urbana chilena” realizado por la Revista Chilena de Pediatría, Chile supera la prevalencia de diagnósticos en comparación a países a nivel mundial como Estados Unidos que reporta uno en 59, Inglaterra con uno en 57, Colombia con uno en 68, España con uno en 100 y México con uno en 115.

El Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo se creó como una instancia para conocer más respecto al TEA y, por ende, ser conscientes de su diagnóstico precoz. Y es que sus características más comunes muchas veces pasan desapercibidas: alteraciones en el desarrollo del lenguaje, habilidades sociales y conductas o comportamientos repetitivos.

La neuróloga infantil de Nueva Clínica Cordillera, Silvia Marca, explica que “las causas son multifactoriales, pasando desde causas ambientales, genéticas, exposición a sustancias tóxicas, infecciones especialmente virales a nivel del sistema nervioso central, enfermedades metabólicas y otras, sin embargo, no se tiene una causa totalmente definida”.

Estos trastornos tienden a ser detectados en la primera infancia, aunque, por lo general, no se evidencian hasta una edad más avanzada. En países desarrollados, la edad promedio de diagnóstico es de 3 años, mientras que en Chile es de 4, lo que hoy se considera bastante tardío. Según la neuróloga infantil, el crecimiento exponencial de este tipo de trastornos ha sido evidente en los últimos años.

“Si se interviene a un niño o niña menor de tres años con diagnóstico de TEA o alta sospecha del mismo, probablemente el pronóstico funcional sea altamente favorable logrando la inclusión al sistema educativo regular a corto plazo. Pero, mientras más tarde se realice el diagnóstico y la intervención, el pronóstico funcional disminuye y además puede asociarse con otros trastornos neuropsiquiátricos”, asegura Silvia Marca.

Es necesario aclarar que el diagnóstico debe realizarse por el profesional médico quién previamente descarta otras condiciones tales como: problemas auditivos, otros trastornos neurológicos y algunas enfermedades metabólicas, además se debe tener certeza que el menor ha tenido la estimulación suficiente del lenguaje y exposición social con sus pares en periodos críticos del desarrollo.

Es por esto que la especialista de Nueva Clínica Cordillera recomienda que, al momento de realizar el diagnóstico, tener una consulta con el profesional encargado para la aceptación del trastorno –neurólogo infantil o psiquiatra infantil, acompañado de un psicólogo, psicopedagogo y educador diferencial-, de este modo se puede establecer un plan de intervención.

Según Silvia Marca, dicho plan debe reunir tres puntos importantes: “favorecer la interacción social con sus pares, estimular el lenguaje y evitar conductas y/o comportamiento repetitivo, mientras que, en algunos casos, deberán ser entrenados para realizar la desensibilización sensorial”.


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