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Depresión y ansiedad: cómo reconocerlas, diferenciarlas y buscar ayuda a tiempo

En Chile, la depresión y la ansiedad son dos de los trastornos mentales más comunes y cuya prevalencia ha aumentado considerablemente tras la pandemia. Según el “Termómetro de la Salud Mental” AChS-UC, la ansiedad afecta al 25,8% de la población —35,5% en mujeres y 13,4% en hombres—, mientras que la depresión alcanza al 13% —19,5% en mujeres y 6% en hombres—. A pesar de estas cifras, ambos trastornos siguen siendo estigmatizados y muchas veces mal interpretados. En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, especialistas llaman a reconocer los síntomas, romper mitos y buscar atención profesional de manera oportuna.

Diferencias entre depresión y ansiedad

Aunque comparten síntomas, la depresión y la ansiedad se manifiestan de manera distinta. La médica de familia de Farmacias Ahumada, Magdalena Galarce, explica que “la depresión se caracteriza por un sentimiento persistente de tristeza, desesperanza y la pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras”. Las personas afectadas pueden experimentar fatiga, dificultad para concentrarse y alteraciones en el sueño o el apetito.

Por otro lado, la ansiedad se distingue por una preocupación excesiva, nerviosismo y miedo sin causa aparente. También presenta síntomas físicos como palpitaciones, temblores o molestias digestivas. “La ansiedad se anticipa a lo que está por venir; la depresión se centra en lo que ya pasó, en lo que está pasando”, aclara la doctora.

Señales de alerta que no deben ignorarse

Cuando los síntomas se extienden por más de dos semanas, es esencial buscar ayuda médica. “Un signo de alarma es la incapacidad para realizar tareas cotidianas, como tener problemas en el trabajo o en la escuela, o el aislamiento social”, afirma Galarce. Además, cambios drásticos en el estado de ánimo, irritabilidad extrema, insomnio o pensamientos de muerte deben motivar una consulta profesional inmediata.

Niños y adolescentes también pueden verse afectados

La depresión y la ansiedad no son exclusivas de los adultos. En niños y adolescentes pueden expresarse como irritabilidad, cambios de conducta o bajo rendimiento escolar. Factores como el bullying, las presiones sociales y el uso excesivo de redes sociales pueden incrementar el riesgo. Ante señales persistentes de tristeza o miedo, la recomendación es acudir a un pediatra o especialista en salud mental infantil.

Tratamientos y hábitos saludables para el bienestar

Ambos trastornos son altamente tratables. “Los antidepresivos y ansiolíticos son herramientas valiosas, pero deben tomarse siempre bajo supervisión médica”, indica Galarce, quien enfatiza la importancia de no suspender el tratamiento sin indicación profesional. Junto con la terapia farmacológica, la terapia psicológica y el acompañamiento familiar son claves para la recuperación.

El ejercicio físico, una buena rutina de sueño y una alimentación equilibrada contribuyen al manejo de estos trastornos. La doctora recomienda “dormir entre 7 y 8 horas diarias y consumir alimentos ricos en vitaminas del grupo B, ya que su déficit puede asociarse a mayor riesgo de depresión”.

Buscar ayuda es el primer paso

La adherencia al tratamiento y el apoyo social son fundamentales para prevenir recaídas. “Cada persona es diferente, pero lo importante es tener un enfoque integral que combine terapia sicológica, ejercicio físico, apoyo familiar o de personas significativas y la adherencia a la terapia”, concluye Galarce.

En este Día Mundial de la Salud Mental, los especialistas insisten en que cuidar la salud emocional es tan esencial como mantener una buena salud física. Con información, empatía y atención adecuada, la depresión y la ansiedad pueden tratarse eficazmente.

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