Distensión abdominal, cólicos, diarrea, náuseas, dolor de cabeza y gases son las características más habituales de la intolerancia a la lactosa, condición que afecta a un gran número de personas en nuestro país y que se produce cuando el cuerpo no es capaz de digerir adecuadamente los alimentos que contienen leche.
“De acuerdo con los estudios, en Chile afecta a aproximadamente el 50% de la población adulta, en mayor o menor grado. A nivel mundial, incluso, llega sobre el 75%”, explica Yael Toporowicz, nutricionista de IntegraMédica.
Según explica la experta, la lactosa es un carbohidrato presente en los productos lácteos que se compone de una molécula de glucosa y otra de galactosa, conocida comúnmente como el azúcar de la leche. Para digerir este compuesto, nuestro organismo debe producir una enzima llamada lactasa, que rompe el enlace y así el cuerpo puede absorberlos a través de la mucosa intestinal.
“La intolerancia se produce cuando el cuerpo no produce suficiente cantidad de esta enzima para lograr el proceso digestivo. Como no se puede digerir, pasa del intestino delgado al intestino grueso, donde la flora bacteriana fermenta este tipo de azúcar, produciendo la sintomatología clásica del cuadro, la que aparece entre 30 minutos y dos horas luego del consumo”, detalla Toporowicz.
Factores de riesgo y diagnóstico
Generalmente se presenta en personas ya adultas y hay algunos orígenes étnicos que son más propensos, así como también, en personas con nacimiento prematuro y aquellas con enfermedades del intestino delgado.
“En términos de diagnóstico, es importante la evaluación del cuadro clínico desde un abordaje personal de cada paciente, ya que la intolerancia a la lactosa se puede presentar en diferentes grados y con distintas tolerancias”, dice la nutricionista.
Tratamiento
Junto con reemplazar los lácteos tradicionales por productos sin lactosa, los pacientes pueden consumir la enzima lactasa al momento de ingerir alimentos con leche, para que puedan digerirlos de mejor forma. “También es muy importante poner atención en las etiquetas de los productos, ya que la leche también puede estar presente en diferentes preparaciones, como pan, cereales, purés, sopas, helados y otros. Para los casos más severos de esta condición, lo mejor incluso es evitar las trazas de lácteos, información que viene detallada en todas las etiquetas de productos”, añade la experta.