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Los estudios nos van entregando información acerca de ciertos medicamentos y la forma de consumirlos. Por ejemplo, sabemos que los antiinflamatorios deben tomarse después de las comidas, que hay medicamentos para tratar alergias que pueden provocar sueño, o que si se está ingiriendo algún tratamiento para dormir, éste debe tomarse de 20 a 30 minutos antes de acostarse. Sin embargo, pocos saben que la luz es un factor que puede afectar a ciertos fármacos, ya sea en su composición o generando una eventual reacción adversa si son consumidos.
Medicamentos fotosensibles
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, señala que es importante conocerlos para poder tomar las precauciones del caso, sobre todo en esta época del año. Por una parte, están los medicamentos fotosensibles, cuya estabilidad puede alterarse al estar expuestos a la luz directa, tanto artificial como natural. “Vale decir, si no se conservan adecuadamente, sus propiedades físico-químicas y farmacológicas pueden verse afectadas, lo que generará la pérdida de eficacia del medicamento o producir compuestos tóxicos para el organismo”, añade.
Este tipo de medicamentos vienen en envases opacos o de color ámbar, para evitar que penetre la luz, por lo que se recomienda que permanezcan en sus envases hasta el momento de la administración. “En este grupo podemos encontrar una variedad amplia de antibióticos y antifúngicos, algunos diuréticos como la furosemida -utilizado para tratar edemas o la retención de líquido en pacientes cardiacos o hipertensos-, ansiolíticos y algunos medicamentos antipsicóticos convencionales”, indica la farmacéutica. Para estos medicamentos, que se alteran si son expuestos a la luz (artificial o natural), es muy importante seguir las recomendaciones del fabricante respecto de su almacenamiento.
Medicamentos foto-sensibilizantes
Por otro lado, están los medicamentos foto-sensibilizantes, aquellos que al ser consumidos o aplicados pueden provocar una reacción anormal en nuestro organismo tras exponernos a la luz solar o artificial. Si bien su ocurrencia no es demasiado frecuente, puede tener efectos graves en la piel, si la exposición al sol es elevada y la fototoxicidad es alta.
“Estos fármacos producen un efecto de fotosensibilidad en nuestra piel, una reacción desmedida que puede presentarse a través de quemaduras, sarpullidos, picazón, urticaria o ampollas al exponerse a los rayos ultravioleta. Esta reacción puede manifestarse como una fototoxicidad o fotoalergia”, subraya Molina.
La farmacéutica revela que, en el primer caso, se presentan lesiones similares a los de una quemadura por sol (ardor, urticaria y hasta ampollas), apareciendo a los pocos minutos u horas de exposición, en zonas que han sido expuestas directamente. Si esto llegase a pasar, es recomendable consultar con un médico. Por otro lado, las fotoalergias son menos frecuentes y, además, intervienen otros factores como ciertas predisposiciones. A diferencia de las primeras, se presentarían de forma más tardía, no sólo en las partes expuestas directamente a los rayos UV, y como una dermatitis de contacto, eczema o erupción, causando hinchazón y mucho picor.
Más de 300 medicamentos foto-sensibilizantes
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen más de 300 medicamentos foto-sensibilizantes con información disponible y, a pesar de lo que se pudiese pensar, muchos de éstos son fármacos de venta libre y de uso común. Por eso, la especialista hace hincapié en que “el paciente debe informarse o consultar al médico tratante o su farmacéutico sobre las características de los medicamentos que se consumen para tomar las precauciones necesarias”.
Algunos de los más comunes son antiinflamatorios como el ibuprofeno, diclofenaco, ketoprofeno o naproxeno; anticonceptivos orales con presencia de estradiol, levonorgestrel o etinilestradiol; algunos fármacos para manejo de enfermedades cardiovasculares como el losartán o enalapril, antihistamínicos como la loratadina, clorfenamina o difenhidramina; ansiolíticos como el diazepam; antidepresivos como la sertralina y una seria de antibióticos como ciprofloxacino, azitromicina o norfloxacino. Por esto, es importante que si se está en tratamiento con estos fármacos consulte a su médico tratante antes de exponerse a la luz solar y se evite la automedicación”, advierte Molina.
Pese a que no todas las personas que siguen un tratamiento con estos medicamentos sufrirán reacciones de fotosensibilidad, es importante tomar precauciones y seguir simples consejos. “Por ejemplo, si la ingesta recomendada del medicamento es una vez al día, lo mejor es hacerlo durante la noche, para que la concentración del principio activo en la piel sea menor durante las horas de luz y exposición”, añade la facultativa. Asimismo, es fundamental el uso y buena aplicación de un protector solar (siempre de 30 FPS o más), evitar exponerse al sol en las horas donde los rayos caen de forma directa, y utilizar ropa y accesorios que ayuden a protegerse”, complementa.
¿Suspender una terapia farmacológica?
Por último, la farmacéutica advierte que -a pesar de esto- nunca se debe suspender una terapia farmacológica y que, si se observa algún tipo de lesión en la piel, se debe consultar inmediatamente a un médico para confirmar o descartar que ésta se asocie a una reacción por efecto de algún medicamento.