El Trastorno del Espectro Autista, también conocido como TEA, es una condición que puede manifestarse desde los primeros años y a lo largo de toda la vida, con una amplia y diversa variedad de comportamientos e intereses. En el Día Mundial del Autismo, la doctora Evelyn Benavides, neuróloga de Clínica Bupa Santiago, explica a qué señales estar atentos, ya que un diagnóstico precoz es clave para una mejor integración a la sociedad.
"La prevalencia del TEA ha aumentado, variando entre 0,5 y 1% alrededor del mundo. En Chile, sabemos que 1 de cada 51 niños está dentro del espectro, con una prevalencia mucho mayor a la de otros países como México, Colombia o Estados Unidos", explica la doctora Benavides.
Según detalla la neuróloga, este trastorno no tiene una única causa asociada y sus síntomas y gravedad varían. "La genética y el medio ambiente pueden influir, pero lo que está claro es que las vacunas no tienen ninguna incidencia, como muchas personas creen", sostiene.
Cómo comienza a manifestarse
Puede detectarse muy tempranamente; incluso hay indicadores que chequear antes de los 18 meses de edad. "Es importante consultar si el niño no hace contacto visual, no responde con una sonrisa, no imita sonidos, no balbucea, no hace gestos para saludar o no dice palabras simples antes del año y medio de vida. También, puede ocurrir que muestre un comportamiento normal los primeros años y repentinamente se vuelva muy introvertido, agresivo o pierda habilidades del lenguaje", explica la doctora Evelyn Benavides.
En el caso de niños más grandes, es posible ver también que no responden a su nombre, se resisten a los abrazos, prefieren jugar solos, carecen de expresión facial, tienen un desarrollo tardío del habla, utilizan un tono anormal, tienen dificultad para reconocer sentimientos en otras personas y repiten palabras o frases textuales, pero sin entender bien cómo usarlas.
"Algunos niños con trastornos del espectro autista tienen dificultades de aprendizaje y otros aprenden rápido, aunque en su mayoría tienen problemas para comunicarse, aplicar lo que saben en la vida diaria y adaptarse a situaciones sociales. Generalmente realizan movimientos repetitivos, como balancearse o aletear; buscan rutinas específicas y se vislumbran con detalles. Son altamente sensibles a la luz y a los sonidos, y se obsesionan con objetos o actividades", agrega la especialista.
Un diagnóstico temprano es clave
En este sentido, un diagnóstico temprano es clave en el desarrollo e integración social. "Mientras antes comience el tratamiento y acompañamiento médico, mejor será la adaptación. Es muy diferente comenzar el apoyo en los primeros meses que detectarlo, por ejemplo, a los 6 años de edad, cuando probablemente habrá problemas en el sistema escolar. En Clínica Bupa Santiago contamos con un equipo multidisciplinario de profesionales que puede acompañar y guiar tanto al paciente como a su familia, para que tenga un desarrollo integral hasta la edad adulta, con pediatras, neurólogos infantiles y de adultos, psiquiatras, kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales".