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Un total de 29 alumnos culminaron con éxito los cursos “Técnicas de Orfebrería Avanzada” y “Técnicas de Joyería” en la Escuela de Orfebres de Coya, sumando 440 horas de formación. Este espacio gratuito de aprendizaje, que opera desde hace 23 años, es posible gracias al trabajo conjunto de la Corporación Pro O’Higgins, Codelco Chile División El Teniente y Sence.
Formación impulsada por becas laborales
La capacitación de la escuela se financia a través de las Becas Laborales Sence, utilizando los excedentes de capacitación de Codelco División El Teniente. Pro O’Higgins actúa como articulador del proyecto, asegurando su continuidad y éxito.
Este año, 14 alumnos de Machalí, Rancagua, Codegua, Coltauco, Graneros y Doñihue completaron 240 horas de Orfebrería Avanzada, mientras que otros 15 participantes de Machalí, Rancagua, Coinco, Doñihue, Rengo y San Vicente de Tagua Tagua finalizaron 200 horas en el curso de Joyería.
Reconocimiento al trabajo interinstitucional
Durante la ceremonia, Braulio Guzmán, gerente general de Pro O’Higgins, destacó el esfuerzo colectivo que ha permitido consolidar este espacio. “Hace 23 años abrimos las puertas de este lugar con la idea de crear oportunidades para el desarrollo social. Aprender un oficio significa desarrollo e inclusión, y esa motivación sigue vigente”, señaló Guzmán.
Francisco Allan, consultor de comunidad en Codelco División El Teniente, subrayó el impacto social del programa: “La Escuela es parte de nuestro lineamiento estratégico de apoyo a la comunidad, promoviendo acciones que mejoren las condiciones de vida de las personas”.
Carlos Cantero, representante de Sence, enfatizó que el rol del servicio es garantizar el uso eficiente de los recursos provenientes de la franquicia tributaria de Codelco. “La formación aquí no solo enseña un oficio, sino que transforma vidas, convirtiendo el metal en bruto en joyas que son verdaderas maravillas”, comentó.
Historias de aprendizaje y amistad
Militza Tamara Solange Rodríguez, egresada de Graneros, valoró tanto la enseñanza como los lazos de amistad creados en la escuela. “Somos un grupo amoroso y contenedor. Acá se forma otra vida, el profesor te saca lo mejor de ti. Estoy muy feliz con esta oportunidad”, afirmó.
Por su parte, Manuel Pinto Orellana, de Rengo, destacó cómo esta experiencia a sus 72 años le permitió conectar con sus nietos y perfeccionar sus habilidades. “Soy mecánico industrial, pero esto es diferente. Aprendí a fabricar piezas pequeñas con dedicación y me enamoré de este oficio”, expresó.
Compromiso con el futuro
La Escuela de Orfebres de Coya sigue siendo un referente en la región, ofreciendo herramientas que no solo capacitan a las personas, sino que también transforman vidas, fortaleciendo el desarrollo social y cultural de O’Higgins.