La actividad física ha probado ser una herramienta efectiva para el control de enfermedades crónicas, constituyendo uno de los pilares fundamentales dentro del tratamiento y rehabilitación de los pacientes que las padecen. De esta forma, diversos hospitales, centros y clínicas privadas del país ofrecen estos recursos que contribuyen a aminorar complicaciones y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, producto de la pandemia por COVID-19, estos programas han debido suspenderse con el fin de disminuir las posibilidades de contagio y optimizar el recurso humano en la atención de salud. No obstante, Cynthia Rojas, académico de la Carrera de Kinesiología UC destaca que la actividad física no debe ser suspendida y los pacientes deben continuar sus rutinas en casa para así no perder los beneficios y avances obtenidos. “Cuando se reduce o suspende la actividad física regular, puede haber una reversión parcial o completa de los beneficios alcanzados, lo cual afecta el control de la patología de base y con ello la calidad de vida de los pacientes”.
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Karol Ramírez, jefe del Diplomado de Kinesiología en Cáncer UC, explica que en personas con diagnóstico de cáncer y que están recibiendo tratamiento oncológico como quimioterapia y radioterapia, se recomienda realizar ejercicio aeróbico y de fuerza al menos tres veces a la semana. “El ejercicio físico mejora el estado de salud general y previene o reduce algunos efectos adversos de los tratamientos médicos, tales como fatiga, dolor muscular, pérdida de fuerza, entre otros. Los kinesiólogos debemos continuar fomentando la actividad física en esta población a través de la supervisión a distancia con el apoyo de la tecnología virtual, por medio de llamadas, videoconferencias y cualquier otra herramienta tecnológica que permita hacer seguimiento a los pacientes”.
Para colaborar con este objetivo, la carrera de Kinesiología UC ha desarrollado infografías, videos educativos y charlas para mantener a pacientes y profesionales de la salud informados sobre estrategias que faciliten la teleterapia.
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Así como en patologías oncológicas, es importante tener especial atención en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas. La mayoría de ellos corresponde a adultos mayores quienes debido a las medidas de confinamiento, han disminuido indudablemente la actividad diaria, restringiendo los traslados y su participación social. En este sentido, Maximiliano Espinosa, académico UC, asegura que: “la actual situación sanitaria puede traer consecuencias negativas para la salud, tales como el aumento de sintomatología respiratoria entre los que destaca la disnea y dificultad respiratoria que disminuyen aún más la actividad y finalmente generan mayor atrofia muscular. Debido a esto se recomienda mantener la actividad física al interior del hogar, privilegiando actividades recreativas y de bajo impacto, incorporando ejercicios respiratorios, de resistencia aeróbica y sobrecarga. Sin duda la participación de la familia es fundamental, apoyando en la cuantificación de la intensidad, el desarrollo de ejercicios y la observación del mantenimiento del tratamiento farmacológico crónico para evitar cualquier tipo de exacerbación de la patología de base”.
Asimismo, el ejercicio ha comprobado ser una herramienta terapéutica efectiva para el control de enfermedades cardiovasculares. Tras un infarto agudo al miocardio, angioplastia o cirugía bypass es altamente recomendable asistir a programas supervisados de rehabilitación cardiaca. El ejercicio debe ser prescrito en la cantidad o intensidad adecuada, por lo que es indispensable la participación de un profesional capacitado como el kinesiólogo, quien a través de evaluación y supervisión podrá determinar la intensidad y cantidad apropiada de ejercicio para cada paciente. Claudia Román, jefe del Diplomado en Kinesiología Cardiovascular Integrativa UC, explica que “en el escenario nacional actual, la mayoría de los programas está reiniciando sus actividades a través de telerehabilitación y supervisión a distancia. Es altamente recomendable para las personas participar de estas sesiones virtuales de ejercicio, para que así logren alcanzar los beneficios del entrenamiento cardiovascular de forma segura y efectiva”.
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Finalmente, se ha evidenciado el impacto que tiene el contexto de pandemia actual a nivel de la salud mental en toda la población. Medidas tales como el aislamiento, distanciamiento social y cuarentena son factores estresores que pueden gatillar cambios en el estado emocional de las personas, manifestándose como síntomas depresivos, angustia o temor. Para el caso de personas con patología crónica, este tipo de estados emocionales pueden contribuir a una mayor percepción de exacerbación de los síntomas propios de la condición de base, como mayor sensación de dolor, fatiga e incluso la aparición de nueva sintomatología. La consecuencia de este empeoramiento relativo (ya sea tan solo percibido o real asociado al mayor estrés) funciona como un nuevo factor estresor para la persona, generando un círculo vicioso. Para estos casos, Patricia Basualto académica de la Carrera de Kinesiología UC señala que la recomendación general es mantener contacto social con las redes de apoyo cercanas utilizando las tecnologías a disposición - teléfono, videollamadas -, revisar y ajustar las rutinas diarias a la nueva situación de cuarentena y especialmente, mantener y/o integrar una rutina de actividad física que ayude a paliar los efectos agudos del estrés en conjunto con los beneficios directos a la propia condición de salud de base.