Estudiantes realizaron encuentro intergeneracional con adultos mayores

Aunque se podría pensar que los adultos mayores se complicarían con internet y la tecnología, lograron unirse a las reuniones virtuales que organizaron los estudiantes de 4° año de la carrera Servicio Social del Instituto Santo Tomás. La iniciativa contó con el apoyo de la Municipalidad de Rancagua, a través de los clubes del adulto mayor.

"Estamos aprendiendo mutuamente"

La actividad es parte de la asignatura “Trabajo Social y adulto mayor”, impartida por Pía Miranda: “Desde la sala de clases uno puede entregar conocimiento, pero tener la posibilidad de escucharlos es distinto. Estamos aprendiendo mutuamente, para nosotros es super importante que se sigan motivando para ser parte de este encuentro que cada vez se hace más grande”, relata la docente.

Apadrinar a un adulto mayor

Para los estudiantes, quienes se dieron el tiempo de apadrinar a los adultos mayores y ayudarlos a conectarse a una reunión virtual, también ha sido un desafío: “Los chicos están sobreviviendo como estudiantes en este año tan complejo, pero se motivaron para emprender una vez más esta linda iniciativa, que ayuda a sensibilizar en este mundo en que parece que lo más joven es lo válido, no así la sabiduría y la experiencia”, señala la directora de carreras del área Ciencias Sociales en Santo Tomás Rancagua, Esperanza Faúndez.

Música, ejercicios y mucha conversación

El encuentro intergeneracional se realizó en dos jornadas, donde los jóvenes prepararon distintas actividades para sus invitados. El programa incluyó cápsulas musicales, con canciones de distintas épocas, incluyendo rap. También, los estudiantes prepararon ejercicios de memoria, de relajación y pausas activas.

Pero lo más importante fue el espacio para el diálogo, donde los adultos mayores pudieron compartir sus experiencias e impresiones de cómo los ve la sociedad. Así lo hizo Soledad Contreras: “Algunas veces la juventud no trata muy bien al adulto mayor, porque nos ven como viejos que no saben nada, uno se ve un poco pasado a llevar, en la calle uno se da cuenta. En lo tecnológico ustedes la llevan, pero yo, si mi hija me enseña, algo sé”.

Segundo Vargas agradeció la instancia para conversar y también aprender de la tecnología: “Uno a veces piensa que dejó de ser útil, pero uno siempre sigue siendo útil para la sociedad, para sus nietos, para su familia y para todos los que lo rodean. Mientras uno se sienta joven, siempre va a ser útil. Ojalá hagamos estas reuniones más seguido, nosotros no tenemos horario de trabajo”.

Historias y recuerdos

Pedro Arellano, oriundo de Parral, recordó cuando llegó al campamento minero Sewell a los 5 años con sus padres: “Fue una niñez muy bonita entre la nieve, el frío, el sol y la cordillera, esos momentos los recuerdo hasta el día de hoy, cómo jugábamos con nuestros vecinos”. Por su parte, Nelson Arriagada, recordó sus tiempos como alumno del entonces Instituto Comercial de Rancagua en lo que ellos llamaban la universidad de adobe, ubicada en calle Estado con Mujica: “Cuando pasábamos por la calle, que era de asfalto, recordamos que ahí están muchas ilusiones y alegrías nuestras. Todos los 10 de junio el comercial celebra su aniversario, hoy no podemos hacerlo, pero los exalumnos siempre conversamos y nos reímos con nuestras historias del ayer”.

Don Nelson compartió con los jóvenes sus tiempos de artista, en las galas que se organizaban en el Teatro Rex y en las fiestas de la primavera, donde era declamador: “Ahora con los años a cuestas, con mi espalda algo encorvada, aún recuerdo aquellas tardes y noches en que se hacían esos espectáculos. Dan ganas de volver al artista que yo en algún tiempo fui”, recordó.

Descubriendo sus necesidades

El encuentro fue un espacio para conocer historias y experiencias. “Es un aprendizaje nuevo, porque uno tiene en mente lo que ellos esperan de la sociedad, los problemas que tienen que enfrentar, pero es muy importante la opinión de ellos, conocernos y conversar”, comentó la estudiante Karen Cavieres.

Su compañera Muriel Riquelme destacó la vitalidad que percibió en los adultos mayores: “Hemos aprendido mucho al escuchar sus respuestas, vemos sus puntos de vista y nos ayudan a pensar cómo vamos a trabajar, así uno se anima para mejorar su calidad de vida”. Ian Jiménez coincide y reconoce que quiere especializarse en gerontología: “Es un mundo que quizás no está tan explorado en el área académica y se puede sacar provecho. Uno no sólo aprende la teoría, sino también de la experiencia de los adultos mayores, que es invaluable”.

Para Felipe Molina fue un placer compartir con los invitados: “Me encanta escuchar sus historias, sus vivencias y cómo han sabido solventar cada una de las necesidades que la vida presenta. Cada historia es una enseñanza, los invito a disfrutar de tener penas y alegrías, porque eso nos hace ser humanos, gente que siente, que tiene corazón”.

“Al principio quizás fue solo por una nota, pero con el pasar de los días nos fuimos involucrando más y pusimos cariño a lo que se está haciendo. Apoyar a los adultos mayores fue muy gratificante”, comenta Jazmín García. Por su parte, Lorena Leyton se manifestó orgullosa por organizar este encuentro: “Creo que siempre en Santo Tomás se nos inculca el respeto y cariño para el adulto mayor. Es un sello de los tomasinos estar presentes cuando alguien lo necesite”


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