La pandemia asociada al coronavirus COVID-19 no solo tiene implicancias epidemiológicas, la contingencia sanitaria también trae consecuencias en la salud mental de todos los habitantes de la sociedad, y por cierto, de los funcionarios sanitarios.
Tal como lo señala la jefa del Servicio de Salud Mental y Psiquiatría del Hospital Regional de Rancagua (HRR), Médica María José González, “como funcionarios de salud, nosotros somos un grupo de riesgo en el aspecto de salud mental, porque estamos insertos en un ámbito laboral con muchos más estresores, como son las posibilidades de contagios y la responsabilidad de evitarlos”.
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Si bien este riesgo es para todo el personal de la salud, toma mayor fuerza en los servicios de contacto directo con pacientes COVID-19, como son Urgencia, Medicina o la Unidad de Pacientes Críticos (UPC). La jefa de la UPC del HRR, Médica María Alicia Cid, indicó que “pese a que ha predominado una actitud profesional de parte de los funcionarios, poniendo su vocación por encima de sus temores, nos ha cambiado la vida”.
“Sin dudas que ha habido un impacto importante a nivel de la vida personal, familiar, de relaciones sociales. De hecho, hemos tenido que modificar nuestros hábitos, como quitarse la ropa antes de entrar a la casa o no tener contacto con nuestros seres queridos. Además, de cierta forma generamos temor en nuestro círculo, quizás no lo declaran abiertamente, pero sí hay reticencia a estar en contacto con nosotros”, agregó la jefa de la UPC del Hospital Regional.
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De acuerdo a lo explicado por la Médica María José González, los síntomas en el personal de salud son los mismos que para el resto de la sociedad. Manifestaciones físicas como dolores de cabeza, sensación de cansancio, dolores musculares. Aspectos conductuales, como estar más hiperactivos, más buenos para hablar, de llanto fácil, querer aislarse, o mayor ansiedad por comer. En lo emocional hay impotencia, tristeza, frustración, miedo, irritabilidad, rabia.
Para esto existen algunas recomendaciones, como cuidar la alimentación e hidratación, respetar las horas de sueño y descanso, mantener tiempos de esparcimiento, cuidar las redes de apoyo y comunicarnos de forma remota. Además, de acuerdo a la doctora González es muy importante manejar bien la información, cuidar qué fuentes utilizamos y evitar la desinformación, “las telecomunicaciones ayudan a comunicarse pero también pueden ser nocivas”, asegura la especialista.
En cuanto a lo colectivo, la jefa de Salud Mental y Psiquiatría del HRR, señaló la importancia de la empatía en el ambiente laboral. “Si hoy estoy bien, y veo que un compañero no está bien, le puedo dar una mano. Y viceversa. Hay que reconocer las emociones y respetar al resto. Todos vivimos esta crisis de acuerdo a nuestra personalidad, por eso un llamado a ser tolerante y no enjuiciar al otro. Debemos respetarnos y ser empáticos con las emociones de los otros”, concluyó la Médica.