La piel de las personas mayores enfrenta desafíos únicos debido al envejecimiento, volviéndose más frágil, seca y menos elástica. Estos cambios pueden afectar la termorregulación y aumentar la vulnerabilidad a lesiones, algunas de las cuales pueden ser graves. Durante el invierno, el frío, la humedad, el viento y la sequedad del ambiente en lugares calefaccionados agravan estos problemas, haciendo imprescindible extremar los cuidados en este grupo etario.
La piel actúa como una barrera protectora contra agresiones externas y ayuda a regular la temperatura corporal. Sin embargo, con el envejecimiento, se pierde colágeno, fibras elásticas y melanocitos, lo que favorece la aparición de arrugas y manchas, además de debilitar la piel y dejarla expuesta a la radiación ultravioleta. Las glándulas sudoríparas también reducen su rendimiento, y las bajas temperaturas provocan el estrechamiento de los vasos sanguíneos, disminuyendo la oxigenación de la piel y haciendo que luzca más pálida y opaca.
“Estos cambios provocan diversas reacciones en las personas mayores, como picazón, erupciones cutáneas, grietas superficiales o profundas en los pies, codos o rodillas, inflamación, eccemas cutáneos y heridas sangrantes, entre otros. Estos problemas pueden complicar su salud y calidad de vida, especialmente si sufren enfermedades crónicas como diabetes”, explica Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada.
Galarce ofrece una serie de consejos para prevenir estos problemas, que pueden ser seguidos por las personas mayores o sus cuidadores:
- Higiene adecuada: El baño no se recomienda de forma diaria (sí día por medio), especialmente si la piel está muy seca, para permitir que los aceites naturales de la piel la protejan. Las duchas deben ser cortas, con agua tibia, y se deben usar jabones con emolientes en lugar de los perfumados.
- Hidratación interna y externa: Usar cremas extra hidratantes después del baño es crucial, pero es importante secar cuidadosamente los pliegues para evitar la aparición de hongos, especialmente en personas postradas o con movilidad reducida. “Se recomiendan cremas o lociones con vitaminas, aloe vera, urea y otras sustancias antioxidantes”, señala Galarce. Además, es fundamental que los mayores consuman suficiente agua, complementada con infusiones, sopas o zumos de frutas.
- Protección contra el frío: Es esencial hidratar bien la piel y reducir la exposición al frío y al viento. Usar vestimenta adecuada, junto con gorros y guantes, ayudará a proteger zonas como las manos.
Galarce también destaca la importancia de una alimentación balanceada, no solo para la piel, sino para todo el organismo. “El consumo de nutrientes debe mantenerse o aumentar en esta edad. Alimentos ricos en omega-3 (como los pescados), altos en vitaminas (como las hortalizas de hoja verde, pimientos, brócoli y frutas como la naranja o el mango), junto con frutos secos (que proporcionan aceites esenciales y antioxidantes), deben estar presentes siempre en la dieta de cualquier persona mayor”, destaca.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Chile tiene el aumento más significativo de la esperanza de vida en su población, proyectando que para el 2050, al menos un 30% de la población tendrá 65 años o más, y un tercio de este grupo superará los 80. Para Galarce, “debemos conocer y desarrollar un cuidado integral de las personas mayores para que mantengan una buena calidad de vida, lo que también incluye el cuidado de su piel”.