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“Aun cuando el tratamiento quirúrgico no es curativo, la implantación tecnológica representa una alternativa que puede mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen Parkinson de forma relevante, dando opción de disminuir medicaciones, fluctuaciones motoras y aliviar síntomas”, señaló la neuróloga del Hospital Regional de Rancagua (HRR) Dra. María Consuelo Burgos, luego que se realizara una nueva cirugía de este ámbito en el hospital.
Implante de un estimulador cerebral
A diferencia de las anteriores cirugías, la reciente intervención, implantó en una paciente de 60 años, un neuroestimulador pionero en Latinoamérica, cuya tecnología ofrece ventajas neuroquirúrgicas significativas, entre ellas la disminución en los tiempos de cirugía. Así lo indicó la neuróloga del Hospital Regional, explicando que “el estimulador cerebral profundo direccional, es similar a un marcapasos cardíaco. Su tecnología avanzada permite que la programación de los parámetros de estimulación, posterior a la intervención, sea más precisos, al registrar más señales cerebrales y entregar datos objetivos actualizables. Con esto, se facilita la toma de decisiones terapéuticas, rebajando los potenciales efectos adversos y mejorando el control de los síntomas. El dispositivo, además cuenta con electrodos de mayor flexibilidad, que pueden estimular distintas dimensiones, lo que amplía las posibilidades de tratamiento”.
Mejorar lentitud, rigidez, temblores
El estimulador cerebral profundo, cuyos electrodos se insertan a cada lado de la base de los núcleos del cerebro, está conectado a una batería eléctrica (que extiende su utilidad hasta los 15 años de instalada), que se aloja en el tejido subcutáneo, muy cerca de la zona anterior de la clavícula, permitiendo que el paciente mejore la lentitud, rigidez, temblores y fluctuaciones motoras (relacionadas a cómo responde el paciente a la medicación), lo que conlleva el beneficio de hacer que mantenga una mayor estabilidad durante el día. Al respecto, la jefa de la unidad de la Neurología del HRR, agregó que “la paciente intervenida y los que lo hagan en el futuro, deben continuar además un plan de seguimiento postoperatorio, para controlar y programar sus estimuladores, monitorear sus avances, persistir sus tratamientos de rehabilitación y farmacológicos -que no se suspenden, pero si se disminuyen-, ya sea en nuestro hospital o en el resto, perteneciente a la red asistencial regional, lo que nos faculta también, poder medir la eficiencia del tratamiento en el tiempo”.
La experiencia obtenida
Sobre la experiencia obtenida de ésta y las otras cirugías ya ejecutadas, la profesional destacó que “ha sido muy positivo, nos ha permitido crecer como equipo, capacitarnos, innovar y proyectar más operaciones en el hospital, con más profesionales. Hasta ahora, hemos dado continuidad al proyecto iniciado el 2018, que asegura la cobertura para intervenir a 14 personas con parkinson en nuestro establecimiento, de las cuáles ya hemos podido operar a seis, una de ellas con la oportunidad de someterse hoy día, como la primera paciente, a esta tecnología, hasta ahora, única en Latinoamérica”.
Operaciones y sus candidatos
En cuanto a las operaciones y sus candidatos, la Dra. Burgos, enfatizó finalmente que, “no todos son candidatos a la intervención, por lo que el llamado es a que si observan síntomas, acudan rápidamente al médico para ser derivados con un neurólogo”, puntualizando que “optan a ella, aquellos que sean confirmados con parkinson idiopático, que sumen complicaciones motoras, que los medicamentos no logren mantenerlos con buena estabilidad, que estén cognitivamente bien, con buena memoria, autovalentes y que, si cursan alguna patología psiquiátrica, estén compensados. También, que cuenten con una actitud proclive a rehabilitarse, manteniendo orden en cuanto a la alimentación, ejercicio físico y medicación”.