El Trastorno por Déficit Atencional (TDA) se caracteriza por ser una condición crónica que se caracteriza por la dificultad para prestar atención, olvidos constantes, desorganización, impulsividad, baja tolerancia a la frustración o problemas para hacer más de una tarea a la vez. En el Día Mundial del TDA, que se conmemora cada 13 de julio, la psicóloga de IntegraMédica, Andrea Cid, explica en qué consiste y cómo se trata, con el objetivo de generar más conocimiento y consciencia sobre el tema.
“Es un trastorno neurológico que combina una serie de variables, como dificultad para mantener la atención, impulsividad e hiperactividad, en algunos casos. Se puede dar en niños y en adultos, y sus primeros síntomas se presentan habitualmente entre los 4 y 11 años, por lo que es importante estar atentos. Hoy se estima que el 20% de los niños tiene TDA, pero es probable que este número sea mayor, ya que es un trastorno poco diagnosticado”, señala Andrea Cid, psicóloga de IntegraMédica.
Según lo que señala la experta, a esa edad es posible ver signos en dos ámbitos. “En falta de atención, se nota principalmente en la poca capacidad para concentrarse en detalles, dificultad para permanecer en tareas o juegos, para seguir instrucciones, y rechazo a actividades que requieren esfuerzo mental. Respecto al comportamiento, es esperable que el niño hable demasiado, se mueva mucho, trepe en situaciones no apropiadas, le cueste esperar su turno e interrumpa conversaciones”, agrega.
Factores y prejuicios
Al momento de sospechar de TDA, es importante revisar qué factores de riesgo hay asociados, que podrían propiciar su aparición. “La presencia de hermanos o padres que lo hayan presentado, tabaquismo durante el embarazo, nacimiento prematuro y exposición a ciertas toxinas ambientales en la gestación pueden ser alguno de los fatores gatillantes”, dice Andrea Cid.
Asimismo, la psicóloga indica que para muchos significa incomprensión o prejuicio. “En esto hay que ser muy claros: no se trata de un retraso en la conducta, sino que al contrario, contribuye a la capacidad de adaptación de la persona frente a un ambiente que el cerebro interpreta como amenazante, obligándolo a estar en alerta frente al entorno. Es solo que el cerebro funciona de manera distinta a la socialmente establecida. Por eso es clave no caer en la desesperación”, dice Andrea Cid.
Enfoque multidisciplinario
De acuerdo a los estudios realizados, el tratamiento debe ser integral e incluir distintos pilares. “Hay que abordar el aspecto conductual, con apoyo psicológico para el manejo de autocontrol, técnicas de concentración, manejo de problemas y frustración, y organización de tareas; evaluar el apoyo farmacológico y no olvidar la orientación a padres y profesores, con educación sobre el tema, estrategias y foco en refuerzo positivo”, asegura la psicóloga de IntegraMédica.
Por eso, es muy importante tratarlo de forma temprana, porque, según la experta, puede ocasionar serios problemas en el desarrollo, como un bajo rendimiento académico, problemas para adaptarse socialmente, y como consecuencia de ello, trabas emocionales en la adultez. “Apenas se detecten señales como las descritas, lo mejor es consultar, para realizar un abordaje oportuno, adecuado y efectivo”, sostiene.