Los animales sienten y sufren: evidencia científica e importancia en su bienestar

El año 2022, la comediante Belén Mora (la Belenaza) fue invitada a una entrevista al programa de YouTube "Entre broma y broma", conducido por el también humorista y standupero Luis Slimming. En la conversación, la Belenaza menciona que su hijo está en un colegio con metodología de aprendizaje Montessori y los cambios que ha tenido. "Ahora mi hijo no come carne porque como que los animales sufren", señala la humorista, quien hace el gesto con sus manos de utilizar comillas en la palabra "sufren". (minuto 20:45 del video).

"no mamá porque los locos sienten"

"Comimos locos de almuerzo y yo le dije a mi hijo ¿quieres locos? y él me dijo 'no mamá porque los locos sienten' y yo le dije ¿qué sienten, el palazo que le pegaron para sacarlo de la roca?, son bivalvos, no tienen sistema nervioso", señaló en la entrevista la comediante que participó en el Festival de Viña del Mar.

El molusco conocido como "loco" (Concholepas concholepas) es una especie de caracol marino que habita en las costas del Océano Pacífico, desde Ecuador hasta Chile. Respecto a si este molusco tiene la capacidad de sentir, hay evidencia científica que sugiere que sí.

Hora de Noticias realizó una investigación para confirmar o desmentir los dichos de la humorista y, contrario a lo que afirma la artista, según estudios realizados, los locos tienen un sistema nervioso rudimentario que les permite detectar ciertos estímulos y responder a ellos. Por ejemplo, se ha demostrado que los locos pueden sentir dolor y responden a los estímulos dolorosos moviendo su caparazón y liberando una sustancia defensiva [Gallardo, P. & González, M. (1999). Behavioral evidence of pain in crustaceans and cephalopods. Revista Chilena de Historia Natural, 72(3), 481-485].

Además, algunos estudios han demostrado que los locos pueden distinguir entre diferentes tipos de alimentos y responder a ellos de manera selectiva. Por ejemplo, prefieren ciertos tipos de algas sobre otros y pueden detectar la presencia de presas en su entorno [Araneda, C., Fernández, M., & Broitman, B. R. (2010). Concholepas concholepas (Gastropoda) senses odors of edible algae and escapes from harmful seaweeds. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, 395(1-2), 170-175].

¿haz hablado con una vaca?

Al momento de que Slimming le pregunta a Belén "¿o sea que tú discrepas de que los animales sufren?", ella responde "Haber, si hay algún testimonio de un animal que dijo 'yo sufrí', perfecto; pero yo no he escuchado (...) ¿haz hablado con una vaca? ¿te has metido a la cuenta de Instagram de una vaca que diga 'hola, te voy a contar la verdad' y hacer un hilo con 10 imágenes contando su historia?... No", rspondió la Belenaza.

Sin embargo, es ampliamente reconocido en la ciencia que los animales tienen la capacidad de sentir y experimentar su entorno de manera similar a los humanos. Esto incluye la capacidad de sentir dolor, miedo, estrés, placer y otros estados emocionales.

Animales similares a los humanos

Numerosos estudios han demostrado que los animales tienen un sistema nervioso complejo y desarrollado que les permite percibir su entorno y responder a estímulos de una manera que sugiere que sienten emociones. Los animales tienen un cerebro con estructuras similares a las de los humanos, incluyendo la amígdala, el hipotálamo y la corteza cerebral, todas las cuales están involucradas en la regulación emocional y la percepción sensorial.

La investigación también ha demostrado que los animales pueden sufrir tanto física como emocionalmente. El dolor es una respuesta natural a una lesión o daño en el cuerpo y está presente en una amplia gama de animales. Los animales también pueden experimentar ansiedad, estrés y miedo, particularmente en situaciones de peligro o cuando se encuentran en un ambiente que no es natural para ellos.

Vacas y cerdos reconocen emociones

Estudios específicos han encontrado que animales como las vacas y los cerdos tienen una fuerte capacidad de empatía y pueden reconocer las emociones de otros animales. Los chimpancés, por ejemplo, han sido observados consolando a sus compañeros de grupo que se encuentran en situaciones estresantes o dolorosas.

Además, los animales también tienen la capacidad de experimentar placer y felicidad. Los perros, por ejemplo, han sido observados disfrutando de actividades como jugar con juguetes y recibir caricias y atenciones de sus dueños.

Referencias científicas

Broom, D. M. (2010). Cognitive ability and sentience: Which aquatic animals should be protected?. Diseases of aquatic organisms, 90(2), 97-111: Este estudio examina la evidencia de que los animales acuáticos tienen la capacidad de sentir y experimentar emociones, y argumenta que se deben tomar medidas para proteger a los animales acuáticos de los efectos negativos de la actividad humana en sus hábitats.

Panksepp, J., & Biven, L. (2012). The archaeology of mind: neuroevolutionary origins of human emotions. WW Norton & Company: Este libro ofrece una visión general de la investigación sobre la evolución de las emociones en los animales y su relación con el comportamiento humano. El autor argumenta que los animales tienen la capacidad de sentir y experimentar emociones complejas similares a las de los humanos.

Wemelsfelder, F. (2007). The scientific validity of subjective concepts in models of animal welfare. Applied animal behaviour science, 97(1), 1-14: Este estudio examina la validez científica de los conceptos subjetivos relacionados con el bienestar animal, como la felicidad y el sufrimiento. El autor argumenta que estos conceptos son esenciales para comprender y mejorar el bienestar animal y que la investigación científica debe tener en cuenta estos aspectos emocionales de la vida animal.

Tener en cuenta estas capacidades emocionales

Aunque los animales no puedan hablar como los humanos, sí tienen formas de comunicar su dolor y sufrimiento a través de su comportamiento y de señales físicas. Por ejemplo, los animales pueden vocalizar, llorar, gimotear, luchar o huir para expresar su dolor o miedo. También pueden mostrar cambios en su comportamiento, como apatía, falta de apetito, agresividad o aislamiento.

En resumen, existe una gran cantidad de evidencia científica que respalda la idea de que los animales son seres que sienten y experimentan emociones. Es importante tener en cuenta estas capacidades emocionales cuando se trabaja con animales en cualquier contexto, ya sea en la industria alimentaria, en el cuidado de animales domésticos o en la investigación científica. El reconocimiento de estas capacidades emocionales puede ayudar a garantizar el bienestar y el trato justo de los animales en todo momento.


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