¿Has visto alguna vez una pequeña fruta color dorada, contenida en un envoltorio de papel natural, que sabe a un cruce entre tomate y piña? Se trata de Physalis (Physalis grisea), también conocido como goldenberries en Chile, un pariente poco conocido de los tomates que ha estado creciendo silenciosamente en jardines durante siglos en Estados Unidos y también puede encontrarlos en Chile. Esta pequeña fruta está siendo sometida a distintos programas de mejoramiento genético asistido por biotecnología para beneficio de agricultores y consumidores.
Las plantas de Physalis tienen un hábito de crecimiento extenso que las hace difíciles de manejar. Physalis son nutritivos, tienen un sabor excepcionalmente delicioso y pueden crecer en una variedad de climas. También dejan caer sus frutos al suelo cuando están maduros, una característica que dificulta la cosecha y aumenta el riesgo de contaminación por patógenos transmitidos por el suelo.
En Estados Unidos, durante más de seis años, un equipo de científicos dirigido por la Dra. Joyce Van Eck del Instituto Boyce Thompson ha estado ejecutando el "Proyecto de Mejoramiento de Physalis". El objetivo de la investigación es transformar este fruto tipo baya que crece en forma de maleza desde una novedad en el jardín a un cultivo agrícola convencional que algún día podría ser visto en común junto con los arándanos y las moras en el supermercado local.
En lugar de pasar décadas cultivando selectivamente Physalis para superar estos problemas, el equipo de científicos está utilizando la técnica de edición de genes CRISPR/Cas9 para realizar cambios precisos en el ADN de la planta.
"Este tipo de técnica ha logrado transformar significativamente el potencial de los cultivos, no solo haciendo que sean más productivos y sostenibles, sino también más accesibles para los agricultores y consumidores. La innovación genética es crucial para enfrentar los desafíos del cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria permitiendo un cultivo más eficiente y menos dependiente de las condiciones externas." afirma Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de Chilebio
Al ajustar genes específicos, los investigadores han obtenido plantas de Physalis con reducción en el tiempo de crecimiento, lo que las hace más fáciles de cultivar. También han aumentado el tamaño de la fruta y están trabajando en formas de mantener la fruta adherida a la planta por más tiempo, haciendo que la cosecha sea más fácil y segura porque no es necesario recoger la fruta del suelo.
El proyecto también está explorando cómo Physalis resiste naturalmente ciertas plagas de insectos, conocimiento que podría aplicarse a otros cultivos para reducir la necesidad de pesticidas.