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El 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, efeméride creada con el objetivo de generar conciencia sobre la relevancia del descanso adecuado para la salud de las personas. Al respecto, la doctora Evelyn Benavides, neuróloga del Centro del Sueño de Clínica Bupa Santiago, aconseja cuántas horas debemos dormir según la edad y los riesgos que se pueden sufrir si no se respetan estos espacios de descanso, además de compartir algunos tips para lograr un sueño reponedor.
Una serie de procesos biológicos
“Dormir es de suma importancia, ya que durante el sueño ocurren una serie de procesos biológicos en los cuales el cerebro se repara, se disminuye el riesgo de algunos tipos de cáncer y se producen procesos anti inflamatorios. También ayuda al correcto funcionamiento metabólico, bajando el riesgo de obesidad, colesterol alto y de infartos del corazón y del cerebro”, explica la profesional.
Cantidad de horas
En general, la cantidad de horas que se requieren para dormir están determinadas genéticamente. Hay personas que duermen más horas que otras. “Lo ideal es no ir variando el número de horas de forma sustancial durante los días de la semana. Hay que mantenerlos más o menos estables y que ojalá sean durante la noche, porque durante la noche nuestro funcionamiento del cuerpo es mejor, desde el punto de vista de lo que se realiza durante el sueño”, sostiene la experta.
Según la especialista, la cantidad de horas promedio que las personas deben dormir, según su rango etario, son las siguientes: en el caso de guaguas y niños pequeños, 10 a 12 horas; niños en etapa escolar, entre 9 y 10 horas; adolescentes, 9 horas; adultos, entre 7 y 9 horas; y adultos mayores, por lo menos 6 horas.
Dormir menos o más de la cuenta podría aumentar los riesgos cardiovasculares, las alteraciones de ánimo y la obesidad. Por lo tanto, es recomendable dormir la cantidad necesaria de sueño para un rendimiento óptimo al día siguiente. No obstante, existen pequeños grupos de la población que, para funcionar correctamente en el día a día, necesitan otros parámetros de sueño. “Hay personas que requieren menos de seis horas por noche para funcionar correctamente al día siguiente, considerados ‘dormidores cortos’, mientras que también hay quienes necesitan más de 10 horas para reponerse, siendo denominados ‘dormidores largos”, cuenta la Dra. Evelyn Benavides. Cada uno de estos grupos corresponden a cerca del 2,5% de la población mundial.
Recomendaciones clave para retomar la rutina del sueño
La profesional de Clínica Bupa Santiago comparte los principales tips para retomar una correcta rutina de sueño, especialmente en este período, posterior a las vacaciones de verano y retomando la rutina de marzo:
- Lo ideal es mantener horarios estables entre la semana y el fin de semana, evitando recuperar el sueño perdido, porque este no se recupera. Lo mejor es dormir durante la noche y vivir en el día.
- Evitar las bebidas energéticas y el café durante la noche o cerca de las horas de dormir.
- Evitar las pantallas una media hora antes, ya sean celulares o computadores. Hay personas que son más sensibles a la luz de las pantallas, por lo tanto, requieren una o dos horas sin exposición previa a la hora del sueño. En ese sentido, es importante saber que los filtros que uno le puede poner tampoco son muy útiles, por lo que lo ideal es evitar la luz y el brillo de estos aparatos.
- Tratar de hacer un proceso de meditación, como por ejemplo el yoga o mindfulness. En simple, actividades que disminuyan la ansiedad durante la noche para mejorar nuestra calidad de sueño.
- Dividir nuestras comidas, siendo el desayuno y el almuerzo los aportes calóricos más importantes del día. Ir disminuyendo la cantidad de comida de cara a la noche.
- Tratar de exponernos a la luz del sol por lo menos media hora todos los días, ojalá en la mañana.
- Hacer actividad física en la mañana, cosa que el cerebro sepa que estamos de día y que también tenga claridad cuando estamos de noche.
En caso de tener problemas de sueño, se recomienda consultar con un especialista del área, para así lograr un diagnóstico y tratamiento lo más oportuno posible.