Durante los últimos años, la pandemia originada a partir del coronavirus y otros males más han copado la agenda mediática, dejando en segundo plano temas de salud que requieren de especial preocupación, como son las enfermedades cardiovasculares.
Este grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, que incluyen cardiopatías coronarias, reumáticas y episodios cerebrovasculares, siguen siendo la principal causa de muerte en Chile y en el mundo. “En nuestro país, específicamente, las últimas mediciones indican que estas explicaron casi el 30% del defunciones y las proyecciones arrojan que se mantendrá esa tendencia. De hecho, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el período 2015-2030 más de 200.000 personas perderán la vida por estas razones”, explica Ricardo Lillo, director de la Escuela de Medicina Universidad Bernardo O'Higgins (UBO).
Si bien Chile no es un caso atípico, pues en el mundo los males cardiacos explican 18 millones de pérdidas humanas cada año, la alta prevalencia está relacionada con estilos de vida poco sanos. Según indica el experto de la UBO, cerca de 2,9 millones de casos se vinculan con el sobrepeso y la obesidad y se estima que el 95% tiene que ver con hipertensión y diabetes tipo 2. “No es de extrañar si se considera que el 86% de los chilenos es sedentario, el 40% fuma, un tercio es hipertenso, mientras que el 74% de nuestra población sufre exceso de peso”, puntualiza Lillo.
En este sentido, la clave es atender los factores de riesgo modificables que son el colesterol elevado, la hipertensión arterial y el tabaquismo, pues quienes fuman tienen una incidencia de enfermedad tres veces mayor que quienes no poseen el hábito. Asimismo, se debe combatir la ya comentada obesidad, la diabetes mellitus, la ingesta de alcohol excesiva, el sedentarismo y el stress. “Sobre todos ellos podemos actuar, diferente es la aproximación con los no modificables como son la edad, con el paso de los años el riesgo es mayor, las condiciones hereditarias y el género, ya que en Chile el 56% de los accidentes vasculares se presenta en hombres”, enfatiza el director de la Escuela de Medicina de la UBO.
En cuanto a recomendaciones específicas, lo primero y fundamental es adoptar hábitos diarios más sanos: realizar actividad física aeróbica 150 minutos por semana y actividad anaeróbica al menos dos veces en ese período, evitar el cigarrillo, el consumo perjudicial de alcohol y dormir en promedio 7 horas cada noche. Junto con ello, la alimentación juega un papel crucial. “Consumir pescado al horno o a la plancha al menos dos veces por semana, por su alto contenido de omega 3 que funciona como antiplaquetario y vasodilatador. Asimismo, incluir cinco porciones al día de frutas y verduras, dado que actúan como antioxidantes y previenen el daño de los radicales libres que afectan a la salud cardiovascular. Por último, no olvidar las legumbres que son ricas en fibra y, gracias a ello, regulan los niveles plasmáticos de lípidos en la sangre, evitando eventos cardiovasculares”, aconseja Ximena Rodríguez, directora de de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UBO.
La invitación, entonces, en este mes del corazón, es a prevenir y generar cambios en el día a día, pues la OMS ha sido clara en señalar que el 80% de los infartos agudos al miocardio y de los accidentes cerebrovasculares prematuros son prevenibles.