Crédito: Hospital de Pichilemu

Patricia Cáceres, promoviendo el Buen Trato en el Hospital de Pichilemu

La importancia del trato al usuario en la atención de salud radica en su impacto directo en la experiencia del paciente y, por ende, en su bienestar general. Además, un trato amable no solo beneficia a quien visita el centro de salud, sino que también impacta en la moral del personal de salud, creando un entorno laboral más positivo. Así lo entiende la oficial administrativa de la oficina Ges del Hospital de Pichilemu, Patricia Cáceres Vargas, reconocida recientemente por su contribución al buen trato en el centro asistencial.

Pese a mostrarse agradecida, la trabajadora aclara que “nunca he buscado reconocimientos, es nuestro deber como funcionarios públicos entregar una atención digna y de calidad, respetar su privacidad y sus problemáticas, me nace hacerlo; muchas veces es solo escuchar. Agradecer a mis compañeros, consejo consultivo, mis jefes Dr. Cerda, Dr. Fuentealba y Dra. Guiñez. Este premio refuerza que podemos seguir siendo un aporte para el Hospital Pichilemu”.

Dentro de las cualidades que cree la llevaron a recibir este galardón, la OFA menciona el “ser empática, solidaria, respetuosa, comprender el problema que les aqueja, y como lo mencione antes; escuchar no cuestionar”. Estos valores se los atribuye “en gran parte a las enseñanzas de mis padres; siempre nos inculcaron el respeto hacia los demás, a pesar de todos los problemas que podamos tener”.

Si bien las puertas de su oficina están siempre abiertas para quien lo requiera, la funcionaria explica que le afecta no poder dar una respuesta satisfactoria a todos. “Es un poco difícil, ya que muchos usuarios se acercan con solicitudes que dentro de mi puesto de trabajo no les puedo resolver; esto me apena. Pero en lo que compete o en lo que puedo ayudar siempre estoy disponible para ellos”.

Al momento de recordar alguna experiencia en la que sintió que su buen trato marcó una diferencia positiva en la experiencia de alguna persona, Patricia profundiza que “son tantas que es difícil nombrar alguna, muchas veces son cosas tan personales; la primera vez en que una paciente me dijo "si me podía dar un abrazo", me puso un poco nerviosa la situación, después entendí el porqué. Esa paciente lloró tanto y me apretaba con tantas fuerzas, esto fue hace muchos años y aún me da pena”.


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