Las várices pélvicas son dilataciones de la red venosa, que causan una acumulación anormal de sangre en la pelvis, lo que provoca un aumento de presión en las venas y fuerte dolor crónico en esta zona. Se trata de un problema común, pero de difícil diagnóstico, que afecta principalmente a mujeres. El doctor Martín Cubelli, cirujano vascular y endovascular de Clínica Bupa Santiago, nos cuenta todo sobre esta patología que genera un gran deterioro en la calidad de vida de las personas.
“Es una condición multifactorial, en la que se combinan causas mecánicas (anatómicas) y hormonales. De acuerdo a los estudios realizados en Estados Unidos al respecto, se estima que la padecen el 15% de las mujeres entre 18 y 50 años, y tiene un notorio efecto físico y emocional, ya que su principal síntoma es el dolor pélvico. En casi el 40% de los casos de las pacientes que reportan este tipo de dolor, se debe al síndrome de congestión pélvica”, señala el especialista.
Según explica Cubelli, esta afección también se presenta con sensación de pesadez, especialmente cuando la persona está mucho tiempo de pie. “Es un problema que genera muchas visitas al ginecólogo, porque comúnmente se le asocia a dolor menstrual, molestias derivadas de relaciones sexuales, urgencias urinarias y otras situaciones. Provoca frustración en las pacientes, porque muchas de ellas comienzan un recorrido por diversos especialistas, incluso con exámenes invasivos, sin dar con el problema original. Así, las várices pélvicas se traducen en inseguridad, pérdida de autoestima, depresión y problemas de pareja”, asegura.
Diagnóstico y tratamiento de las várices pélvicas
El doctor Cubelli explica que las várices pélvicas se detectan a través de diversos exámenes:
- Ecografía transvaginal
- Eco doppler venoso
- Angio tomografía
- Resonancia nuclear magnética
- Flebografía (procedimiento realizado por el cirujano vascular en el que además de diagnosticar se pueden tratar).
“Hoy en día existen tratamientos mínimamente invasivos, que permiten a través de un pequeño catéter introducido por la ingle, bloquear el flujo venoso en estas venas dañadas. Es lo que denominamos embolización de varices pélvicas. Con este procedimiento, se puede eliminar el reflujo venoso en aproximadamente el 80 % de los casos. Puede realizarse incluso con anestesia local y de forma ambulatoria”, asegura el experto.
¿Qué pasa con los hombres?
En el caso de hombres, puede verse la presencia de varicocele, que son várices en la zona de los testículos. “La buena noticia es que puede tratarse de la misma forma que las várices pélvicas, evitando la necesidad de cirugía abierta cuando el procedimiento es exitoso”, añade el cirujano vascular y endovascular de Clínica Bupa Santiago.