A más de un año del inicio de la pandemia y los confinamientos, el riesgo de contagio, la preocupación laboral y las restricciones de movilidad han incrementado los problemas de salud mental y los trastornos de ansiedad, respaldado por la encuesta Cadem del 2020, que reflejó que el 56% de las personas ha sufrido una crisis de angustia y/o ansiedad desde la llegada del COVID-19 al país.
La nutricionista de la Clínica Los Carrera, Carla Novoa, señaló que la pandemia ha cambiado bruscamente el estilo de vida de las personas, puesto que “el encierro permanente genera preocupaciones y miedos, que, sumados a la presión del mundo laboral, el teletrabajo e incluso la falta de empleo, incrementan los casos de ansiedad, tanto en adultos como en los más pequeños”.
La profesional también detalló que la ansiedad generada por el actual contexto puede derivar en problemas alimenticios, que van desde comer de manera compulsiva, y muchas veces sin existir la sensación de hambre, hasta provocar la pérdida de apetito, teniendo “sensación de náuseas que disminuyen las ganas de comer”.
La nutricionista indicó que existen alimentos que permiten reducir los niveles de ansiedad, y otros, que, por sus efectos adversos para la salud, deben ser suprimidos, tales como los snacks, bollerías, galletas, embutidos y procesados, que son los más consumidos por las personas que padecen ansiedad respecto a la comida. La especialista sugirió poner atención a la presencia de magnesio y agregó que este mineral “no puede faltar en nuestra alimentación diaria, especialmente en una etapa de alerta sanitaria”
Respecto al magnesio, Carla señaló “este nutriente colabora con mecanismos que nos llevan a la relajación, a reducir la ansiedad y a mantener el cerebro sano”. Novoa recomendó ingerir alimentos como el pan integral, semillas de girasol, palta, legumbres, nueces, pistacho, higos secos y chocolate negro desde un 70% de concentración de cacao, dado sus altos niveles de magnesio.
Por otra parte, la profesional también sugirió el consumo de alimentos ricos en proteínas, como las carnes magras, pescado, huevo, legumbres y frutos secos, por su alto nivel de triptófano, aminoácido que aumenta la síntesis de serotonina, un reconocido neurotransmisor implicado en los estados de ánimo que ayuda a incrementar la felicidad.
Según la nutricionista de la Clínica Los Carrera, es importante mantener buenos hábitos alimenticios tanto en los niños como en adultos, sobre todo en este tiempo de pandemia y confinamiento, en donde nuestra actividad física se ve disminuida y hay más tendencia a padecer de trastornos como la ansiedad. “Para una dieta ideal se debe tener en cuenta que todas las comidas son importantes, y es necesario respetarlas de manera adecuada”.
De acuerdo con las indicaciones realizadas por la profesional es fundamental comenzar el día con desayuno que brinde energía, por lo que sugirió incluir cereales integrales, un trozo de fruta, una porción de verduras y lácteos, que sean la base alimenticia del día.
La especialista recomendó ingerir una fruta, un lácteo, o derivado a mediodía y a la hora del almuerzo, incorporar alimentos ricos en proteínas como pescado; pollo; pavo; huevo; carnes rojas o legumbres. También agregó que estos pueden ser acompañados por pastas o arroz, en especial en la dieta infantil y que, en materia de postre, se recomienda consumir una fruta de la estación.
Durante la comida de la tarde u once, según la nutricionista, se debe ingerir alimentos similares al desayuno. Por último, respecto a la cena, esta debe ser ligera, dado que una digestión pesada disminuye la conciliación del sueño, lo que va en desmedro del control de los trastornos generados por la pandemia.
Finalmente, la nutricionista Carla Novoa, sugirió descartar la realización de dietas extremas durante este periodo, pues lo importante es evitar ambos extremos e hizo énfasis en que tanto las dietas estrictas y el consumo de alimentos calóricos en exceso “conlleva una disminución del sistema inmune, alterando el metabolismo, desde desnutrición hasta obesidad, por lo que habrá mayor prevalencia de enfermedades metabólicas”.