Reconociendo la estrecha relación entre salud y ecosistema, así como los beneficios que ambos aportan a la calidad de vida de las personas, las áreas verdes del Hospital de Rancagua, Dr. Franco Ravera Zunino, se destacan no sólo por su impecable mantenimiento, sino también por el valor que representan para usuarios y pacientes. Estos espacios son frecuentemente claves para la recuperación de patologías no transmisibles, ofreciendo un entorno natural que contribuye al bienestar físico y emocional.
Este impacto positivo no sería posible sin el amor y esfuerzo de los cuatro auxiliares encargados del paisajismo en la Unidad de Servicios Generales del hospital: Rubén Urrutia, Miguel Jiménez, Cristian Silva y Juan Cisternas.
“Desde la primera piedra que se puso en este lugar, estoy trabajando como jardinero. Por eso, he visto por años cómo estos espacios benefician a quienes llegan enfermos o con problemas al hospital”, expresa Rubén Urrutia. “Con mis compañeros trabajamos día a día contentos, porque sabemos que las personas valoran nuestra labor. Comprendemos el aporte que ello significa para que estén bien y, por sobre todo, porque le ponemos corazón”, subraya Urrutia.
Entre 35 y 40 mil metros cuadrados recorren a diario los jardineros del hospital, realizando tareas como el corte de césped, poda de árboles y arbustos, y la replantación de especies ornamentales. También se ocupan de los detalles del riego, educando a los usuarios sobre la importancia de estos pulmones verdes. Miguel Jiménez refuerza esta idea: “Muchas personas me preguntan, cuando pasan, qué árboles son estos, para qué ayudan y para mí es gratificante poder decirles lo que sé. Llevo siete años trabajando aquí y entiendo que los jardines ayudan a reducir la contaminación, a dar tranquilidad, descanso y bienestar”.
El auxiliar Cristian Silva agrega: “Nuestro trabajo ayuda a los hospitalizados de la Unidad de Pacientes Críticos. El contacto con las plantas y la luz solar colabora en su recuperación, sirviendo como terapia para los pacientes oncológicos y de hemodiálisis, lo que me enorgullece. Además, enseñamos a los niños de la unidad educativa del hospital a respetar la tierra, a crear sus huertos, a tener invernaderos. Creo, sinceramente, que mi trabajo durante estos 10 años marca una diferencia significativa, ya que son aprendizajes para el futuro. Nos hacemos cargo de las áreas verdes del hospital y de que las nuevas generaciones tomen más conciencia ambiental”.
Por su parte, el jardinero Juan Cisternas manifiesta: “Desde el año 2014 me dedico al mantenimiento y cuidado de todas las áreas verdes del hospital. Para mí, esta experiencia ha sido extremadamente positiva, no sólo porque la disfruto, sino porque me conecta con el campo, que es de donde vengo. Siento un gran compromiso por lo que hago, ya que nuestra labor suma un granito de arena al trato humano que tanto se necesita. Creo que, en parte, eso es lo que nos motiva a venir a diario”.
Finalmente, Víctor Castro, jefe de Servicios Generales del hospital, destaca: “Es un orgullo para mí y para todo el servicio ver que el equipo se esfuerza en embellecer el hospital, en impactar favorablemente la vida de las personas que pasan por aquí. Es por ello que estamos comprometidos en avanzar en nuestra gestión ambiental y también en la gestión humana, porque somos un hospital ecológico, pero más que eso, somos un hospital humano”.