La importancia del chequeo frecuente de lunares en la piel

Los lunares, también llamados nevos o nevus, son pequeños crecimientos cutáneos, generalmente oscuros, que se desarrollan a partir de las células productoras de pigmento de la piel (melanocitos). Si bien, la gran parte de ellos son inofensivos, algunos pueden ser causantes de un cáncer de piel.

“Esa es la razón por la que los dermatólogos tenemos unas lupas especiales llamadas dermatoscopios, que permiten ver características de los lunares y manchas que no se ven a simple vista. Muchas de las lesiones son de crecimiento lento y pueden pasar años antes de notar un cambio evidente. Si un tumor de piel no es extirpado a tiempo, puede crecer localmente e, incluso, dar metástasis a otros órganos, por lo que mientras más precoz sea el diagnóstico y tratamiento, mejor será el pronóstico”, explica la doctora Elizabeth Valle, dermatóloga de Clínica Bupa Santiago. 

A qué poner atención

¿Cuáles son las señales de alerta que nos debemos preocupar? ¿Qué tipo de personas deben tener especial cuidado? Según la experta, la presencia de ciertas características puede ayudarnos a identificar si un lunar es sospechoso, por lo que lo más recomendable es agendar un control con dermatólogo para descartar melanoma.  Según la especialista, uno de los métodos que pueden orientarnos es el denominado “ABCDE”, que consiste en lo siguiente:

  • Asimetría: cuando una mitad es diferente de la otra.
  • Borde: si sus bordes son irregulares.
  • Color: si tiene dos o más colores en el mismo lunar o un color irregular.
  • Diámetro: lunares que tengan más de seis milímetros.
  • Evolución: lunares de reciente aparición, que cambien de tamaño, forma, color o crecimiento en altura. También, en caso de lunares antiguos que cambien o produzcan nuevos síntomas (picazón o sangrado).

Personas con mayor riesgo

De acuerdo a lo que indica la dermatóloga de Clínica Bupa Santiago, deben poner especial atención quienes hayan tenido lunares congénitos gigantes; las personas que tengan más de cinco lunares con forma irregular o más grandes de lo común; quienes tengan muchos (más de 50 o 100, aunque sean benignos); los pacientes que tengan antecedentes personales o familiares; y también aquellos con otras características como ser pelirrojos, tener muchas pecas, tonos muy claros de piel, y antecedentes de insolaciones en la infancia.

La mejor estrategia de cuidado es la prevención

De acuerdo con lo que explica la doctora Valle, es clave protegerse de la radiación solar desde la infancia. “Los niños menores de 2 años no deben tomar sol. Procurar el uso de ropa con filtro UV y sombrero en caso de actividades al aire libre. Fotoprotector cada dos horas en caso de exposición al sol, o bañado y secado con toalla”, asegura.

También recomienda evitar el uso de solarium, realizar autoexamen periódico (lo ideal es realizarlo una vez al mes (sobre todo si se tiene antecedentes de melanoma) y agendar un control anual con un especialista para realiza examen físico completo. “Si un dermatólogo sospecha que una lesión es atípica o maligna, indicará su extirpación y siempre solicitará una biopsia. Según estos resultados, se toma alguna conducta”, explica Elizabeth Valle.


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