Hacia fines de la década pasada, la Encuesta Nacional de Salud calculaba que la población que padecía diabetes en Chile llegaba al 12%, sobrepasando la tasa mundial que alcanzaba el 9.3%. Sin embargo, estudios recientes han mostrado un alza en el número de personas diagnosticadas con esta patología, por lo que es indispensable estar atentos a los síntomas que se pueden presentar y a chequearse para diagnosticar a tiempo.
A juicio de la doctora Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumadas, las causas de este aumento han sido múltiples, comenzando por el sedentarismo que produjo el confinamiento durante el periodo más difícil de la pandemia. “Esto causó un aumento considerable de peso en la población que, asociado a condiciones propias provocadas por el SARS-CoV2 que pueden afectar directamente a las células beta del páncreas, productoras de insulina y encargadas de nivelar los rangos de azúcar en la sangre, hoy se están reportando más casos”, explica. De hecho, un estudio publicado recientemente por la prestigiosa revista médica The Lancet explicaría que cada vez son más los antecedentes para asociar un mayor riesgo de desarrollar diabetes luego de presentar un cuadro de COVID-19.
No obstante, antes de comenzar la pandemia, un estudio en la revista JAMA Pediatrics, publicado por la American Medical Association (AMA, por sus siglas en inglés), encontró que uno de cada cuatro de los adultos jóvenes entre las edades de 19 a 34 años, y uno de cada cinco de los adolescentes entre las edades de 12 a 18 años en los Estados Unidos, tenían “prediabetes”, o un nivel de azúcar más elevado que lo normal, pero no lo suficiente para diagnosticar esta enfermedad. “En este sentido, aun cuando los factores genéticos son claves, los relacionados con el estilo de vida pueden favorecer su aparición. Por esto es fundamental -por una parte- conocer estos factores, los síntomas de su presencia, junto con el diagnóstico y el tratamiento oportuno para mantener controlada esta patología crónica”, destaca Galarce.
¿Cómo la reconozco?
La diabetes se caracteriza por la elevación de los niveles de glucosa en la sangre, causada por un defecto en la acción o secreción de la insulina por las células beta del páncreas, variando sus causas subyacentes según su tipo (tipos 1, 2 o gestacional). La glucosa es vital para la salud ya que es la principal fuente de energía para las células que forman los tejidos y músculos, y la principal fuente de combustible para el cerebro. Desafortunadamente, esta patología puede dar lugar a complicaciones que afectan al corazón, el riñón, el sistema nervioso central y la retina, entre otros.
Existen varios síntomas que nos pueden alertar de la presencia de esta enfermedad. De acuerdo a la Clínica Mayo, entre ellos está el orinar con frecuencia, una sensación de sed permanente -aun cuando se consuma el líquido requerido por el organismo para evitar deshidratarse-, hambre descontrolada, una rápida pérdida de peso, falta de energía, cansancio extremo y visión borrosa, entre otras.
“Si en el último mes una persona presenta uno o más de ellos, es necesario consultar con un facultativo para confirmar o descartar el diagnóstico. Ahora, si existen antecedentes familiares de esta patología, es bueno mantener controles periódicos para detectar a tiempo su eventual aparición”, destaca la médica. Asimismo, pone énfasis en la importancia de un estilo de vida saludable. “Una alimentación balanceada, rica en fibra y con bajo contenido graso, junto con mantener actividad física aeróbica por más de 30 minutos, 3 o más veces a la semana, y mantener un peso adecuado son fundamentales para evitar o retrasar su aparición”, acotó.
Por último, cuando la diabetes ya ha sido diagnosticada, es importante mantenerla controlada para evitar complicaciones propias de la patología. “Es la causa más frecuente de amputación no traumática de extremidades inferiores, aumenta el riesgo de enfermedad coronaria y vascular cerebral, además de enfermedad renal crónica. Una buena alimentación, junto con una adecuada adherencia al tratamiento farmacológico, mediciones periódicas de la glicemia -que pueden hacerse de forma particular, en recintos médicos o farmacias- y controles regulares con el especialista son esenciales para disminuir el riesgo de padecer alguna de ellas”, recalca Galarce.
La Federación Internacional de Diabetes (FID) ha proyectado que para el año 2045, casi 800 millones de adultos vivirán con diabetes, un aumento de más del doble del crecimiento demográfico estimado en el mundo para el mismo periodo. “Considerando que la experiencia clínica y estudios preliminares están mostrando un alza importante y preocupante en los casos de diabetes post pandemia, el llamado a chequearse y diagnosticar tempranamente esta patología es enérgico. La calidad de vida y sobrevida de un paciente crónico con esta patología depende de esto”, finalizó la facultativa.